11. No hay reposo, ni de día ni de noche, para los que adoran a la bestia y a su imagen, ni para quienes se dejan marcar con la marca de su nombre. El humo de su tormento se eleva por los siglos de los siglos.





“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina