9. Yavé escuchó a Manoaj y el Angel de Yavé vino donde la mujer cuando estaba sentada en el campo; tampoco esta vez Manoaj, su marido, estaba con ella.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina