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Miren cuán inflexible era la Ley entregada por los ángeles, pues toda falta o desobediencia recibía su castigo. (Carta a los Hebreos 2, 2)
En efecto, Dios no sometió a ángeles el mundo nuevo del cual estamos hablando. (Carta a los Hebreos 2, 5)
Por un momento lo hiciste más bajo que los ángeles y luego lo coronaste de gloria y honor; (Carta a los Hebreos 2, 7)
pero el texto dice: por un momento lo hiciste más bajo que los ángeles. Esto se refiere a Jesús, que, como precio de su muerte dolorosa, ha sido coronado de gloria y honor. Fue una gracia de Dios que experimentara la muerte por todos. (Carta a los Hebreos 2, 9)
Jesús no vino para hacerse cargo de los ángeles, sino de la raza de Abrahán. (Carta a los Hebreos 2, 16)
Ustedes, en cambio, se han acercado al cerro de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles, (Carta a los Hebreos 12, 22)
No dejen de practicar la hospitalidad, pues saben que algunos dieron alojamiento a ángeles sin saberlo. (Carta a los Hebreos 13, 2)
Estaban preparando lo que mantiene a los ángeles en suspenso, y que ahora les ha sido anunciado por los evangelizadores de ustedes, al mismo tiempo que el Espíritu Santo les era enviado desde el cielo. Y les fue revelado que todo esto sería, no para ellos, sino para ustedes. (1º Carta de Pedro 1, 12)
El se ha ido al cielo y está a la derecha de Dios, después de someter a los ángeles, a las dominaciones y las potestades. (1º Carta de Pedro 3, 22)
En efecto, Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los precipitó en el infierno y los encerró en cavernas tenebrosas, manteniéndolos allí hasta el día del juicio. (2º Carta de Pedro 2, 4)
En especial esto vale para esa gente que corre tras los peores deseos de su naturaleza y desprecia la majestad del Señor. Son orgullosos y atrevidos, y no tienen miedo de insultar a los espíritus caídos, (2º Carta de Pedro 2, 10)
mientras los ángeles, superiores a ellos en fuerza y en poder, no se permiten ninguna acusación injuriosa en presencia del Señor. (2º Carta de Pedro 2, 11)