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  • Al sol le fijó una tienda en lontananza, de allí sale muy alegre, como un esposo que deja su alcoba, como atleta, a correr su carrera. (Salmos 19, 6)

  • Si miro todo el trabajo que los hombres se dan, toda la carrera tras el éxito, eso no es más que envidia del uno para el otro. ¡Todo eso es insensato, se corre tras el viento! (Eclesiastés (Qohelet) 4, 4)

  • Aún he visto esto bajo el sol, que la carrera no la ganan los más rápidos, ni la lucha los que tienen más fuerzas; no hay más pan para los sabios, ni más riquezas para los inteligentes, ni máss favores para los entendidos. Pues para todos se da la ocasión y la mala suerte. (Eclesiastés (Qohelet) 9, 11)

  • O como el pájaro que atraviesa el espacio y cuyos vestigios de su carrera nadie encuentra, que no deja ninguna señal de su trayecto. Sus plumas rozaron el aire leve, un silbido se produjo al partirlo, batiendo sus alas se abrió camino, pero después, ¿quién encontró alguna huella de su vuelo? (Sabiduría 5, 11)

  • o el estruendo de un desmoronamiento de piedras en una pendiente, o la carrera invisible de animales saltando, o aún el aullido de las fieras salvajes y el eco retumbante en las gargantas de las montañas. (Sabiduría 17, 18)

  • No saldrán a la carrera, ni partirán como que vienen huyendo, pues al frente de ustedes irá Yavé, y el Dios de Israel les protegerá las espaldas. (Isaías 52, 12)

  • Ven y oyen, pero hablan otro lenguaje y nadie llora su maldad, diciendo: «¿Qué es lo que he hecho?» Todos prosiguen su loca carrera como un caballo que se lanza a la carga. (Jeremías 8, 6)

  • Y cuando estaba para terminar su carrera, Juan declaró: «Yo no soy el que ustedes piensan, pero detrás de mí viene otro al que yo no soy digno de desatarle la sandalia.» (Hecho de los Apóstoles 13, 25)

  • Pero ya no me preocupo por mi vida, con tal de que pueda terminar mi carrera y llevar a cabo la misión que he recibido del Señor Jesús: anunciar la Buena Noticia de la gracia de Dios. (Hecho de los Apóstoles 20, 24)

  • No creo haber conseguido ya la meta ni me considero un «perfecto», sino que prosigo mi carrera hasta conquistar, puesto que ya he sido conquistado por Cristo. (Carta a los Filipenses 3, 12)

  • He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que depositaron en mis manos. (2º Carta a Timoteo 4, 7)


“A mulher forte é a que tem temor de Deus, a que mesmo à custa de sacrifício faz a vontade de Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina