Fundar 424 Resultados para: Libro de Josué

  • Josué hizo salir secretamente desde Setim a dos exploradores con la siguiente orden: «Vayan y observen bien el terreno y la ciudad de Jericó.» Los exploradores fueron y tan pronto llegaron a Jericó se hospedaron en casa de una prostituta llamada Rahab. (Josué 2, 1)

  • La mujer subió entonces a donde tenía escondidos a los exploradores de Josué y les dijo: (Josué 2, 8)

  • Entonces los dos hombres volvieron y bajaron de los cerros y, cruzando el río Jordán, se presentaron a Josué, hijo de Nun, dándole cuenta de su misión y de todo lo que les había sucedido. Dijeron a Josué: (Josué 2, 23)

  • Josué se levantó de madrugada, partió de Setim con todo el pueblo de Israel y llegaron hasta el río Jordán. Allí acamparon, esperando atravesarlo. (Josué 3, 1)

  • Josué dijo a los israelitas: «Purifíquense, porque mañana Yavé estará en medio de ustedes para obrar milagros.» (Josué 3, 5)

  • Y Josué ordenó a los sacerdotes: «Tomen el Arca de la Alianza y atraviesen el río a la cabeza del pueblo.» (Josué 3, 6)

  • Entonces Yavé dijo a Josué: «Hoy comenzaré a hacerte famoso delante de Israel y sabrán que estoy contigo, como lo estuve con Moisés. (Josué 3, 7)

  • Y Josué dijo a los israelitas: «Acérquense y escuchen las palabras de Yavé, nuestro Dios. ¿Quieren una señal de que Yavé, el Dios vivo, está en medio de ustedes (Josué 3, 9)

  • Una vez que pasó toda la nación, Yavé dijo a Josué: (Josué 4, 1)

  • Josué entonces hizo llamar a los doce hombres que había escogido de las doce tribus de Israel y les ordenó: (Josué 4, 4)

  • Los israelitas cumplieron la orden de Josué y retiraron del lecho del Jordán doce piedras, tal como Yavé le había ordenado a Josué, una por cada tribu. Se las llevaron hacia el lugar donde acamparon y allí las depositaron. (Josué 4, 8)

  • Josué amontonó doce piedras en el lecho del Jordán, en el lugar donde permanecieron de pie los sacerdotes portadores del Arca de la Alianza. Allí quedaron hasta el día de hoy. (Josué 4, 9)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina