Fundar 34 Resultados para: Ozías

  • Luego se dirigieron a la puerta de Betulia y allí se encontraron con Ozías y con Jabrí y Jarmí, dirigentes de la ciudad, (Judit 10, 6)

  • Ozías, por su parte, dijo a Judit: «Hija mía, que Dios Altísimo te bendiga más que a todas las mujeres de la tierra. ¡Y bendito sea el Señor Dios, Creador del cielo y de la tierra, que te condujo para que cortaras la cabeza del jefe de nuestros enemigos! (Judit 13, 18)

  • Llegó Ajior, que estaba en casa de Ozías, y al ver la cabeza de Holofernes en manos de un hombre del pueblo, se desmayó. (Judit 14, 6)

  • Ozías mandó mensajeros a Betomestaim, a Jobá, a Coba y por todo Israel, para informarles de lo que había pasado, invitándolos a perseguir y destruir a los enemigos. (Judit 15, 4)

  • En los tiempos de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, Isaías, hijo de Amós, tuvo esta visión acerca de Judá y Jerusalén. (Isaías 1, 1)

  • El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un trono elevado y alto, y el ruedo de su manto llenaba el Templo. (Isaías 6, 1)

  • Esto sucedió en tiempos de Ajaz, hijo de Jotam y nieto de Ozías, rey de Judá. Rasín, rey de Aram y Pecaj, hijo de Romelía, rey de Israel, subieron a Jerusalén para apoderarse de ella, pero no lo consiguieron. (Isaías 7, 1)

  • Esta es la palabra de Yavé que fue dirigida a Oseas, hijo de Beeri, en el tiempo que reinaron Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías en Judá, y Jeroboam, hijo de Joás, en Israel (Oseas 1, 1)

  • Palabras de Amós, uno de los intendentes de los pastores de Tecoa. Estas son las revelaciones que tuvo acerca de Israel, en tiempo de Ozías, rey de Judá; y en tiempos de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. (Amós 1, 1)

  • Y huirán ustedes por ese valle, por entre los dos cerros hacia Yasol. Huirán igual que huyeron cuando hubo ese terremoto en tiempos de Ozías, rey de Judá. Entonces vendrá Yavé, tu Dios, acompañado de todos los Santos. (Zacarías 14, 5)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina