Fundar 115 Resultados para: Rey Ezequías

  • Volvió a edificar los santuarios altos que su padre Ezequías había derribado, levantó altares a los baales, hizo troncos sagrados, se postró ante todo el ejército de los cielos y les sirvió. (2 Crónicas 33, 3)

  • de Ater de Ezequías, 98; (Esdras 2, 16)

  • los de Ater de Ezequías, 98; (Nehemías 7, 21)

  • Ater, Ezequías, Azzur, (Nehemías 10, 18)

  • Así dijo Judas en su invocación: «Oh Señor, ya enviaste tu ángel en los días de Ezequías, rey de Judá, e hizo perecer a ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército de Senaquerib; (2 Macabeos 15, 22)

  • He aquí otros proverbios de Salomón que fueron transcritos por el personal de Ezequías, rey de Judá. (Proverbios 25, 1)

  • El rey Ezequías fortificó la ciudad y llevó el agua hasta dentro de sus murallas; cavó un túnel en la roca y construyó estanques para el agua. (Sirácides (Eclesiástico) 48, 17)

  • Porque Ezequías hacía lo que le gusta al Señor; se atuvo firmemente a los ejemplos de David, su padre. El profeta Isaías, que fue tan grande y cuyas visiones no engañaban a nadie, se encargaba de enseñárselos. (Sirácides (Eclesiástico) 48, 22)

  • Fuera de David, Ezequías y Josías, todos los demás no hicieron más que multiplicar sus pecados. Los reyes de Judá abandonaron la ley del Altísimo y por eso fueron abandonados. (Sirácides (Eclesiástico) 49, 4)

  • En los tiempos de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, Isaías, hijo de Amós, tuvo esta visión acerca de Judá y Jerusalén. (Isaías 1, 1)

  • En el año catorce del rey Ezequías, Senaquerib, rey de Asiria, subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá y se apoderó de ellas. (Isaías 36, 1)

  • El rey de Asiria, desde Laquis, envió donde el rey Ezequías a uno de sus generales con una numerosa tropa. El general se colocó cerca del canal del estanque superior, junto al camino del campo del batanero. (Isaías 36, 2)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina