Fundar 148 Resultados para: Simón

  • Simón se reconcilió con ellos y no los trató con el rigor de la guerra; pero los echó de la ciudad y purificó los edificios en que había habido ídolos, y luego entró en ella cantando himnos y acciones de gracias al Señor. (1 Macabeos 13, 47)

  • Pidieron a Simón la paz, y él se la otorgó. Los echó de allí y limpió la fortaleza de todo lo que recordaba la presencia de los paganos. (1 Macabeos 13, 50)

  • Simón ordenó celebrar alegremente cada año este día. (1 Macabeos 13, 52)

  • Juan, hijo de Simón, era ya hombre; su padre lo nombró general en jefe de todas las tropas y Juan se estableció en Gazara. (1 Macabeos 13, 54)

  • Mientras vivió Simón, la Judea tuvo paz. Buscó el bienestar de su país; su gobierno agradó al pueblo y gozó de mucho prestigio. (1 Macabeos 14, 4)

  • Pero, al oír que su hermano Simón le había sucedido como sumo sacerdote y que mandaba en el país y en sus ciudades, (1 Macabeos 14, 17)

  • «Los jefes y el pueblo de Esparta, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a los sacerdotes y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos, ¡salud! (1 Macabeos 14, 20)

  • Ha sido un placer para el pueblo recibirlos con honor y depositar en los archivos públicos una copia de sus discursos, para recuerdo del pueblo espartano.» Y sacaron una copia de todo esto para el Sumo Sacerdote Simón. (1 Macabeos 14, 23)

  • Después de esto, Simón mandó a Neumenio a Roma con un gran escudo de oro de mil minas de peso, para confirmar la alianza con ellos. (1 Macabeos 14, 24)

  • Apenas el pueblo conoció estos hechos, dijo: «¿Qué favor podríamos hacer a Simón y a sus hijos? (1 Macabeos 14, 25)

  • Esta es la copia de la inscripción: «El dieciocho del mes de Elul del año ciento setenta y dos, tercero de Simón, Sumo Sacerdote, (1 Macabeos 14, 27)

  • En las frecuentes guerras libradas en nuestro país, Simón, hijo de Matatías, sacerdote de la familia de Joarib, y sus hermanos, han arriesgado sus vidas y se han levantado contra los enemigos de su nación para mantener el Templo y la Ley, conquistando gloria eterna para su nación. (1 Macabeos 14, 29)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina