Fundar 2088 Resultados para: Unión de Israel

  • A medida que el niño iba creciendo, le vino la fuerza del Espíritu. Vivió en lugares apartados hasta el día en que se manifestó a Israel. (Evangelio según San Lucas 1, 80)

  • Había entonces en Jerusalén un hombre muy piadoso y cumplidor a los ojos de Dios, llamado Simeón. Este hombre esperaba el día en que Dios atendiera a Israel, y el Espíritu Santo estaba con él. (Evangelio según San Lucas 2, 25)

  • luz que se revelará a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel. (Evangelio según San Lucas 2, 32)

  • Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, este niño traerá a la gente de Israel ya sea caída o resurrección. Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, (Evangelio según San Lucas 2, 34)

  • En verdad les digo que había muchas viudas en Israel en tiempos de Elías, cuando el cielo retuvo la lluvia durante tres años y medio y un gran hambre asoló a todo el país. (Evangelio según San Lucas 4, 25)

  • También había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.» (Evangelio según San Lucas 4, 27)

  • Al oír estas palabras, Jesús quedó admirado, y volviéndose hacia la gente que lo seguía, dijo: «Les aseguro, que ni siquiera en Israel he hallado una fe tan grande.» (Evangelio según San Lucas 7, 9)

  • Ustedes comerán y beberán a mi mesa en mi Reino, y se sentarán en tronos para gobernar a las doce tribus de Israel. (Evangelio según San Lucas 22, 30)

  • Nosotros pensábamos que él sería el que debía libertar a Israel. Pero todo está hecho, y ya van dos días que sucedieron estas cosas. (Evangelio según San Lucas 24, 21)

  • Yo no lo conocía, pero mi bautismo con agua y mi venida misma eran para él, para que se diera a conocer a Israel.» (Evangelio según San Juan 1, 31)

  • Natanael exclamó: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» (Evangelio según San Juan 1, 49)

  • Respondió Jesús: «Tú eres maestro en Israel, y ¿no sabes estas cosas? (Evangelio según San Juan 3, 10)


“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina