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  • Este será para Yavé de los Ejércitos una señal y un testimonio en el país de Egipto. Y cuando se vean oprimidos y pidan socorro a Yavé, éste les mandará un salvador que los defenderá y libertará. (Isaías 19, 20)

  • Pues así me ha hablado el Señor: «Anda, coloca un centinela para que comunique lo que vea. (Isaías 21, 6)

  • ¿Hasta cuándo los estarás amenazando sin que comprendan? Haz que vean, para vergüenza suya, que cuidas de tu pueblo; ¡que tu furor, cual fuego, devore a tus enemigos! (Isaías 26, 11)

  • Contempla a Sión, la ciudad de nuestras fiestas, y que vean tus ojos a Jerusalén, la morada segura, la tienda que nunca se moverá. Sus estacas no cederán y no se romperá ninguna de sus cuerdas. (Isaías 33, 20)

  • para que todos vean y sepan, miren y comprendan que esto lo ha hecho la mano de Yavé y lo ha creado el Dios Santo de Israel. (Isaías 41, 20)

  • indiquen lo que pasará en el futuro, para que sepamos si ustedes son dioses. Hagan algo al menos, bueno o malo, para que lo veamos y los respetemos. (Isaías 41, 23)

  • ¡Sordos, oigan! ¡Ciegos, abran sus ojos y vean! (Isaías 42, 18)

  • Toma el molino y muele la harina, quítate el velo que te protege la cara, levánta tu falda para atravesar el río y que se vean tus piernas, (Isaías 47, 2)

  • El Señor Yavé te responde de esta manera: Hago señas con la mano a las naciones y levanto mi bandera para que la vean los pueblos. Te traerán a tus hijos en brazos y a tus hijas sobre los hombros. (Isaías 49, 22)

  • El hombre honrado es asesinado y nadie toma la cosa en serio. Los hombres fieles son eliminados, y nadie entiende que si desaparecen, es para que no vean las desgracias: (Isaías 57, 1)

  • Compartirás tu pan con el hambriento, los pobres sin techo entrarán a tu casa, vestirás al que veas desnudo y no volverás la espalda a tu hermano. (Isaías 58, 7)

  • Sus hijos se harán famosos entre las naciones y sus nietos, en medio de los pueblos. Todos los que los vean reconocerán que son una raza bendecida de Yavé. (Isaías 61, 9)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina