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  • Ornán respondió a David: «Tómalo; que mi señor, el rey, haga lo que mejor le parezca; doy también los bueyes para los holocaustos, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda; todo lo doy.» (1 Crónicas 21, 23)

  • Entre sacerdotes, levitas y gente del pueblo hemos echado a suertes la ofrenda de leña que cada familia por turno debe traer cada año a la Casa de Yavé, para mantener el fuego en el altar de Yavé, nuestro Dios, según está escrito en la Ley. (Nehemías 10, 35)

  • igual que para la ofrenda de leña a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para mi bien! (Nehemías 13, 31)

  • Se deshace como leña carcomida, como vestido que se come la polilla. (Job 14, 28)

  • él les mandó que lo sacaran y trajeran. Cuando estuvo dispuesto el sacrificio sobre el altar, Nehemías mandó a los sacerdotes que rociaran con aquel líquido la leña y lo que habían colocado sobre ella. (2 Macabeos 1, 21)

  • Sin leña el fuego se apaga; sin chismoso la disputa se apacigua. (Proverbios 26, 20)

  • El carbón y la leña activan el fuego, el hombre pendenciero atiza las disputas. (Proverbios 26, 21)

  • el que extrae piedras, puede lastimarse con ellas; el que parte leña corre el peligro de herirse; (Eclesiastés (Qohelet) 10, 9)

  • No discutas con un hablador: sería echar leña al fuego. (Sirácides (Eclesiástico) 8, 3)

  • El partido de los pecadores no es más que un montón de leña seca: todos acabarán en llamas y fuego. (Sirácides (Eclesiástico) 21, 9)

  • Por eso Yavé de los ejércitos enviará a sus hombres forzudos la debilidad y prenderá fuego a su lujo como se enciende la leña. (Isaías 10, 16)

  • Porque de antemano está preparada la hoguera, que será también para su rey; una fosa profunda y ancha, llena de leña y paja. El soplo de Yavé, que es como un río de azufre, le prenderáa fuego. (Isaías 30, 33)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina