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el depositario deberá jurar por el Señor que no ha puesto su mano sobre la propiedad ajena. El propietario aceptará el juramento, y aquel no estará obligado a indemnizar. (Exodo 22, 10)
Así te librarás de la mujer ajena, de la extraña que se vale de palabras seductoras, (Proverbios 2, 16)
Porque los labios de la mujer ajena destilan miel y su paladar es más suave que el aceite, (Proverbios 5, 3)
que gente extraña se sacie con tu fuerza y tus trabajos vayan a parar a casa ajena, (Proverbios 5, 10)
Hijo mío, ¿por qué te dejarás prendar por la mujer ajena y abrazarás los pechos de una extraña? (Proverbios 5, 20)
para preservarte de la mujer ajena, de la extraña que se vale de palabras seductoras. (Proverbios 7, 5)
Como agarrar de las orejas a un perro suelto, es entrometerse en una disputa ajena. (Proverbios 26, 17)
Aparta tu vista de la mujer hermosa y no fijes los ojos en la belleza ajena: muchos se extraviaron por la belleza de una mujer, y por su causa el deseo arde como fuego. (Eclesiástico 9, 8)
Más vale vida de pobre en una cabaña que comida exquisita en casa ajena. (Eclesiástico 29, 22)
No merece llamarse vida la del que está pendiente de la mesa de otro. Él mancha su boca con comida ajena, y el hombre instruido y bien educado se cuida de hacerlo. (Eclesiástico 40, 29)
Unas tres horas más tarde, llegó su mujer, completamente ajena a lo ocurrido. (Hechos 5, 7)