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  • Llenaré sus montes de víctimas: las víctimas de la espada caerán en tus colinas, en tus valles y en todos los cauces de tus ríos. (Ezequiel 35, 8)

  • Por eso, montañas de Israel, escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor a las montañas, a las colinas, a los cauces de los torrentes y a los valles, a las ruinas desiertas y a las ciudades abandonadas, que han sido saqueadas y escarnecidas por el resto de las naciones vecinas. (Ezequiel 36, 4)

  • Por eso, profetiza sobre la tierra de Israel. Tú dirás a las montañas y a las colinas, a los cauces de los torrentes y a los valles: Así habla el Señor: Yo he hablado en mis celos y en mi furor, porque ustedes han soportado el oprobio de las naciones. (Ezequiel 36, 6)

  • Montañas y colinas, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente! (Daniel 3, 75)

  • Sacrifican en las cumbres de las montañas y queman incienso sobre las colinas, bajo la encina, el álamo y el terebinto, porque su sombra es agradable. Por eso se prostituyen las hijas de ustedes y sus nueras cometen adulterio. (Oseas 4, 13)

  • Los lugares altos de Aven, el pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y cardos invadirán sus altares. Ellos dirán entonces a las montañas: "Cúbrannos", y a las colinas: "¡Caigan sobres nosotros!". (Oseas 10, 8)

  • Aquel día, las montañas destilarán vino nuevo y manará leche de las colinas; por todos los torrentes de Judá correrán las aguas, y brotará un manantial de la Casa del Señor, que regará el valle de las Acacias. (Joel 4, 18)

  • Llegan los días -oráculo del Señor- en que el labrador seguirá de cerca al que siega, y el que vendimia al que siembra. Las montañas harán correr el vino nuevo y destilarán todas las colinas. (Amós 9, 13)

  • Sucederá al fin de los tiempos qu e la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Los pueblos afluirán hacia ella (Miqueas 4, 1)

  • Escuchen lo que dice el Señor: ¡Levántate, convoca a juicio a las montañas y que las colinas escuchen tu voz! (Miqueas 6, 1)

  • Las montañas tiemblan ante él, se deshacen las colinas; Vauen su presencia se hunde la tierra, el mundo y todos sus habitantes. (Nahún 1, 5)

  • Él se detiene, y hace vacilar la tierra, mira, y hace estremecer a las naciones. ¡Se desmoronan las montañas eternas, se hunden las colinas antiguas, sus caminos de siempre! (Habacuc 3, 6)


“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina