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Lávate, perfúmate, cúbrete con tu manto y baja a la era. No dejes que te reconozca antes que termine de comer y beber. (Rut 3, 3)
Así sucedía año tras año: cada vez que ella subía a la Casa del Señor, la otra la afligía de la misma manera. Entonces Ana se ponía a llorar y no quería comer. (I Samuel 1, 7)
Pero Elcaná, su marido, le dijo: "Ana, ¿por qué lloras y no quieres comer? ¿Por qué estás triste? ¿No valgo yo para ti más que diez hijos?". (I Samuel 1, 8)
Y todos los que subsistan de tu casa irán a postrarse delante de él por una moneda de plata y una miga de pan, y le dirán: Admíteme, por favor, a cualquiera de las funciones sacerdotales, para que tenga un pedazo de pan que comer". (I Samuel 2, 36)
David se escondió en el descampado. Al llegar la luna nueva, el rey se sentó a la mesa para comer. (I Samuel 20, 24)
En pleno campo encontraron a un egipcio, y se lo llevaron a David. Le dieron pan para comer y agua para beber, (I Samuel 30, 11)
Urías respondió a David: "El Arca, Israel y Judá viven en tiendas de campaña; mi señor Joab y los servidores de mi señor acampan a la intemperie, ¿y yo iré a mi casa a comer, a beber y a acostarme con mi mujer"? ¡Por la vida del Señor y por tu propia vida, nunca haré una cosa así!". (II Samuel 11, 11)
David lo invitó a comer y a beber en su presencia y lo embriagó. A la noche, Urías salió y se acostó junto a los servidores de su señor, pero no bajó a su casa. (II Samuel 11, 13)
Los ancianos de su casa le insistieron para que se levantara del suelo, pero él se negó y no quiso comer nada con ellos. (II Samuel 12, 17)
David se levantó del suelo, se bañó, se perfumó y se cambió de ropa. Luego entró en la Casa del Señor y se postró. Una vez que volvió a su casa, pidió que le sirvieran de comer y comió. (II Samuel 12, 20)
Sus servidores le dijeron: "¿Qué modo de proceder es este? Cuando el niño estaba vivo, ayunabas y llorabas. ¡Y ahora que él ha muerto, te levantas y te poner a comer!". (II Samuel 12, 21)
Entonces Jonadab le dijo: "Acuéstate como si estuvieras enfermo, y cuando tu padre venga a verte, tú le dirás: ‘Deja que mi hermana Tamar venga a darme de comer; que prepare la comida en mi presencia, de manera que yo pueda ver, y que me la sirva ella misma’". (II Samuel 13, 5)