Fundar 36 Resultados para: Devastación

  • Sí, lo juro por mí mismo -oráculo del Señor-: Bosrá se convertirá en devastación, oprobio, desierto y maldición, y todas sus ciudades serán ruinas eternas. (Jeremías 49, 13)

  • Edóm se convertirá en una devastación; todo el que pase junto a ella quedará pasmado, y silbará de estupor al ver todas sus plagas. (Jeremías 49, 17)

  • La tierra tiembla y se sacude, porque se cumple contra Babel el proyecto del Señor de reducir su país a una devastación sin habitantes. (Jeremías 51, 29)

  • Babel será un montón de escombros, una guarida de chacales, una devastación y un motivo de estupor, un lugar deshabitado. (Jeremías 51, 37)

  • Sus ciudades son una devastación, un páramo, una estepa, nadie habita en ellas, por allí no pasa ningún hombre. (Jeremías 51, 43)

  • Extenderé mi mano contra ellos, haré del país una devastación y una desolación, desde el desierto hasta Riblá, en todos los lugares donde habitan, y ellos sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 6, 14)

  • ¡Ay de ellos, porque han huido lejos de mí! ¡Sobre ellos la devastación, porque se han rebelado contra mí! ¡Sí, yo quiero rescatarlos, pero ellos dicen mentiras contra mí! (Oseas 7, 13)

  • Ellos escaparon a la devastación, pero Egipto los reunirá, Menfis los enterrará, la ortiga heredará sus tesoros de plata, las espinas invadirán sus carpas. (Oseas 9, 6)

  • Efraím se apacienta de viento y corre todo el día tras el viento del este; multiplica el fraude y la devastación; hacen una alianza con Asiria y llevan aceite a Egipto. (Oseas 12, 2)

  • ¡Ah, qué Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene del Devastador como una devastación. (Joel 1, 15)

  • No saben obrar con rectitud -oráculo del Señor- esos que amontonan violencia y devastación en sus palacios. (Amós 3, 10)

  • ¡Devastación, depredación, desolación! El corazón desfallece, se aflojan las rodillas, tiembla todo su cuerpo, se crispan todos los rostros. (Nahún 2, 11)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina