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Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia. (Isaías 48, 19)
Escucha, tierra: Yo atraigo sobre este pueblo una desgracia, fruto de sus propios designios, porque no han atendido a mis palabras y han despreciado mi Ley. (Jeremías 6, 19)
Tú los plantas y ellos echan raíces, crecen y producen fruto. Tú estás cerca de sus labios y lejos de sus sentimientos. (Jeremías 12, 2)
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto. (Jeremías 17, 8)
Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones. (Jeremías 17, 10)
Soy yo el que los voy a castigar conforme al fruto de sus acciones -oráculo del Señor-. Yo prenderé fuego a su bosque y él consumirá todos sus alrededores. (Jeremías 21, 14)
grande en consejo y poderoso en obras, que tienes los ojos abiertos sobre los caminos de los hombres, para dar a cada uno según su conducta y según el fruto de sus acciones! (Jeremías 32, 19)
Te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tus esfuerzos y te abandonarán completamente desnuda. Así quedará al descubierto la vergüenza de tus prostituciones. Tu lascivia y tus prostituciones (Ezequiel 23, 29)
Su follaje era hermoso y su fruto abundante: había en él comida para todos. Debajo de él se guarecían los animales de los campos, y en sus ramas anidaban los pájaros del cielo; de él se alimentaban todos los vivientes. (Daniel 4, 9)
que tenía un hermoso follaje y fruto abundante, en el que había alimentos para todos, bajo el cual habitaban los animales de los campos y en cuyas ramas anidaban los pájaros del cielo, (Daniel 4, 18)
Efraím está herido, se ha secado su raíz, ya no fructificará. Aunque tengan hijos, yo mataré el fruto precioso de sus entrañas. (Oseas 9, 16)
Israel era una viña exuberante, que producía su fruto. Cuanto más se multiplicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país, mejores hacía él las piedras conmemorativas. (Oseas 10, 1)