Fundar 95 Resultados para: Llena

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 68)

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 74)

  • una naveta de oro, de diez siclos, llena de incienso; (Números 7, 80)

  • Sin embargo -tan cierto como que yo vivo, y que la gloria del Señor llena toda la tierra- (Números 14, 21)

  • Pero Balaam respondió a los servidores de Balac: "Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir, ni siquiera en lo más mínimo, una orden del Señor, mi Dios. (Números 22, 18)

  • ‘Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría transgredir una orden del Señor, haciendo algo por mi cuenta, ni bueno ni malo. Yo debo decir únicamente lo que dice el Señor’. (Números 24, 13)

  • Partí llena de bienes y el Señor me hace volver sin nada. ¿Por qué me siguen llamando Noemí, si el Señor da testimonio contra mí y el Todopoderoso me ha hecho desdichada?". (Rut 1, 21)

  • Entonces Ana, con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró desconsoladamente. (I Samuel 1, 10)

  • El Señor dijo a Samuel: "¿Hasta cuándo vas a estar lamentándote por Saúl, si yo lo he rechazado para que no reine más sobre Israel? ¡Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey". (I Samuel 16, 1)

  • Cuando me encontré con la mesa llena de manjares, le dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en Nínive a algún pobre que se acuerde de todo corazón del Señor, y tráelo para que comparta mi comida. Yo esperaré hasta que tú vuelvas". (Tobías 2, 2)

  • Con el alma llena de aflicción, suspirando y llorando, comencé a orar y a lamentarme, diciendo: (Tobías 3, 1)

  • ¡Bendito seas por haberte compadecido de estos dos hijos únicos! ¡Manifiéstales, Señor, tu misericordia y tu salvación, y concédeles una vida llena de alegría y de gracia!". (Tobías 8, 17)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina