Fundar 1440 Resultados para: Moisés y faraón de Egipto

  • Efectivamente, al tercer día se festejaba el cumpleaños del Faraón, y este agasajó con un banquete a todos sus servidores. Entonces reconsideró las causas del copero mayor y del panadero mayor en medio de sus servidores, (Génesis 40, 20)

  • y restituyó en su cargo al copero mayor, de manera que este volvió a poner la copa en la mano del Faraón; (Génesis 40, 21)

  • Dos años después, el Faraón tuvo un sueño: él estaba de pie junto al Nilo, (Génesis 41, 1)

  • y las vacas feas y escuálidas se comieron a las siete vacas hermosas y robustas. En seguida el Faraón se despertó. (Génesis 41, 4)

  • y las espigas delgadas devoraron a las siete espigas grandes y cargadas de granos. Cuando se despertó, el Faraón se dio cuenta de que había estado soñando. (Génesis 41, 7)

  • A la mañana siguiente, el Faraón se sintió muy preocupado y mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, para contarles sus sueños. Pero nadie se los pudo interpretar. (Génesis 41, 8)

  • Entonces el copero mayor se dirigió al Faraón y le dijo: "Ahora reconozco mi negligencia. (Génesis 41, 9)

  • En cierta oportunidad, el Faraón se irritó contra sus servidores, y me puso bajo custodia, junto con el panadero mayor, en la casa del capitán de guardias. (Génesis 41, 10)

  • El Faraón mandó llamar a José, que sin pérdida de tiempo fue sacado de la prisión. Este se afeitó, se cambió de ropa y compareció ante el Faraón. (Génesis 41, 14)

  • El Faraón dijo a José: "He tenido un sueño que nadie puede interpretar. Pero me han informado que te basta oír un sueño para interpretarlo". (Génesis 41, 15)

  • José respondió al Faraón: "No soy yo, sino Dios, el que dará al Faraón la respuesta conveniente". (Génesis 41, 16)

  • Entonces el Faraón dijo a José: "Soñé que estaba parado a orilla del Nilo, (Génesis 41, 17)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina