Fundar 23 Resultados para: Perecer

  • Yo los aventé con la horquilla por las ciudades del país. Dejé sin hijos a mi pueblo, lo hice perecer, porque no se apartaban de sus caminos. (Jeremías 15, 7)

  • Entonces Iojanán, hijo de Caréaj, dijo en secreto a Godolías, en Mispá: "Déjame que vaya a matar a Ismael, hijo de Natanías, sin que nadie se entere. ¿Por qué va a atentar contra tu vida? ¿Por qué van a ser dispersados todos los judíos que se han reunido junto a ti, y por qué va a perecer todo el resto de Judá?". (Jeremías 40, 15)

  • Es Egipto el que sube como el Nilo y cuyas aguas se encrespan como los ríos. Él decía: "Subiré, cubriré la tierra, haré perecer la ciudad y sus habitantes. (Jeremías 46, 8)

  • Así habla el Señor: Aplaude, patalea y di: "¡Bien hecho!", por todas las execrables abominaciones del pueblo de Israel, que va a perecer por la espada, el hambre y la peste. (Ezequiel 6, 11)

  • Sus jefes, en medio de la ciudad, son como lobos que despedazan la presa, derramando sangre y haciendo perecer a la gente, a fin de acumular ganancias. (Ezequiel 22, 27)

  • por eso, así habla el Señor: Yo extiendo mi mano contra los filisteos; extirparé a los quereteos y haré perecer al resto de los que habitan la costa del mar. (Ezequiel 25, 16)

  • Haré perecer todo su ganado del borde de las aguas caudalosas: ya no las enturbiará el pie del hombre ni la pezuña de los animales. (Ezequiel 32, 13)

  • instándolos a implorar misericordia ante el Dios del cielo acerca de aquel misterio, a fin de que no los hicieran perecer, a ellos y a él, con el resto de los sabios de Babilonia. (Daniel 2, 18)

  • Tú tropezarás en pleno día; también el profeta tropezará en la noche junto contigo, y yo haré perecer a tu madre. (Oseas 4, 5)

  • ¡Ay de los habitantes de la liga del mar, del pueblo de los quereteos! La palabra del Señor está contra ustedes, Canaán, tierra de los filisteos: "¡Yo te haré perecer, hasta dejarte sin habitantes!". (Sofonías 2, 5)

  • Y así, tú, que tienes el debido conocimiento, haces perecer al débil, ¡ese hermano por el que murió Cristo! (I Corintios 8, 11)


“De todos os que vierem pedir meu auxílio, nunca perderei nenhum!” São Padre Pio de Pietrelcina