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Los filisteos reanudaron la guerra contra Israel. Entonces, David bajó con sus servidores y presentaron batalla a los filisteos. David estaba extenuado, (II Samuel 21, 15)
El rey fue a Gabaón para ofrecer sacrificios allí, porque ese era el principal lugar alto. Sobre ese altar, Salomón ofreció mil holocaustos. (I Reyes 3, 4)
En Gabaón, el Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Dios le dijo: "Pídeme lo que quieras". (I Reyes 3, 5)
el Señor se le apareció por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón, (I Reyes 9, 2)
"¿Por medio de quién?", preguntó Ajab. El profeta dijo: "Así habla el Señor: Por medio de los cuerpos de cadetes que están a las órdenes de los jefes de distritos". Ajab insistió: "¿Y quién librará la batalla?". "Tú", respondió él. (I Reyes 20, 14)
Al año siguiente, Ben Hadad pasó revista a los arameos y subió a Afec para librar batalla contra Israel. (I Reyes 20, 26)
Durante siete días estuvieron acampados unos frente a otros. Al séptimo día se libró la batalla, y los israelitas derrotaron a los arameos: ¡cien mil hombres de a pie en un solo día! (I Reyes 20, 29)
Cuando el rey pasaba, le gritó: "Tu servidor avanzaba para entrar en batalla, y de pronto un soldado, abandonando las filas, me trajo un hombre y me dijo: ‘Vigila a este hombre. Si llega a faltar, responderás por él con tu vida, o bien pagarás un talento de plata’. (I Reyes 20, 39)
Y el rey de Israel dijo a Josafat: "Yo me voy a disfrazar para entrar en batalla, pero tú quédate con tus vestiduras". El rey de Israel se disfrazó y entró en combate. (I Reyes 22, 30)
Pero un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre las junturas de la coraza. El rey dijo al conductor de su carro: "Vuelve atrás y sácame del campo de batalla, porque estoy malherido". (I Reyes 22, 34)
A la puesta del sol, corrió un grito por el campo de batalla: "¡Cada uno a su ciudad! ¡Cada uno a su tierra! (I Reyes 22, 36)
En Gabaón habitaba Abí Gabaón, cuya esposa se llamaba Maacá. (I Crónicas 8, 29)