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  • Como el Señor lo había ordenado, le asignaron la ciudad que él pidió, es decir, Timnat Séraj en la montaña de Efraím. Él la reedificó y se estableció en ella. (Josué 19, 50)

  • El homicida huirá a una de estas ciudades, se detendrá a la entrada de la puerta, y expondrá su caso a los ancianos de la ciudad. Estos lo admitirán, y le asignarán un lugar para que habite con ellos. (Josué 20, 4)

  • Después de comparecer delante de la comunidad para ser juzgado, el homicida permanecerá en aquella ciudad hasta la muerte del Sumo Sacerdote que esté en funciones en aquellos días. Entonces podrá entrar de nuevo en la ciudad y en su casa, en la ciudad de donde había huido. (Josué 20, 6)

  • a ellos les dieron Quiriat Arbá -la ciudad de Arbá, el padre de Anac, o sea, Hebrón- en la montaña de Judá, con los campos de pastoreo que tenía a su alrededor. (Josué 21, 11)

  • Los campos de cultivo y los poblados próximos a la ciudad, en cambio, ya habían sido dados a Caleb, hijo de Iefuné. (Josué 21, 12)

  • Y Además de Hebrón -que era una ciudad de refugio para los homicidas- los israelitas dieron a los descendientes del sacerdote Aarón las ciudades de Libná, (Josué 21, 13)

  • A ellos les dieron Siquém, en la montaña de Efraím -la ciudad de refugio para los homicidas- con sus correspondientes campos de pastoreo, y también Guézer, (Josué 21, 21)

  • A los clanes levíticos de los gersonitas les dieron: de la mitad de la tribu de Manasés, Golán en Basán -la ciudad de refugio para los homicidas- y también Astarot, cada una con sus campos de pastoreo: dos ciudades. (Josué 21, 27)

  • De la tribu de Neftalí les dieron Quedes en Galilea -la ciudad de refugio para los homicidas- Jamot Dor y Racat, cada una con sus campos de pastoreo: tres ciudades. (Josué 21, 32)

  • De la tribu de Rubén, al otro lado del Jordán les dieron Beser -la ciudad de refugio para los homicidas- que está situada en el desierto, sobre el altiplano, y además, Iahás, (Josué 21, 36)

  • De la tribu de Gad, les dieron Ramot de Galaad -la ciudad de refugio para los homicidas- y además, Majanaim, (Josué 21, 38)

  • Cada una de estas ciudades incluía, además de la ciudad, los campos de pastoreo que tenían a su alrededor. Lo mismo sucedía con todas las ciudades mencionadas. (Josué 21, 42)


“Os talentos de que fala o Evangelho são os cinco sentidos, a inteligência e a vontade. Quem tem mais talentos, tem maior dever de usá-los para o bem dos outros.” São Padre Pio de Pietrelcina