Fundar 239 Resultados para: cuatro jinetes

  • Apolonio había dejado mil jinetes ocultos a espaldas de ellos. (I Macabeos 10, 79)

  • Entonces el joven Antíoco escribió a Jonatán, en estos términos: "Te confirmo en el sumo sacerdocio, te pongo al frente de los cuatro distritos y quiero que te cuentes entre los Amigos del rey". (I Macabeos 11, 57)

  • Levantó siete pirámides, una frente a otra, dedicadas a su padre, a su madre y a sus cuatro hermanos. (I Macabeos 13, 28)

  • El año ciento setenta y cuatro Antíoco partió para el país de sus padres; todas las tropas se pusieron de su parte, de manera que sólo unos pocos quedaron con Trifón. (I Macabeos 15, 10)

  • Antíoco acampó frente a Dora con ciento veinte mil soldados de infantería y ocho mil jinetes. (I Macabeos 15, 13)

  • Después seleccionó veinte mil combatientes y jinetes del país, y estos partieron para atacar a Cendebeo. Pasaron la noche en Modín (I Macabeos 16, 4)

  • y, al amanecer, se levantaron y avanzaron hacia la llanura. De pronto divisaron un numeroso ejército, compuesto de soldados y jinetes, que venía a su encuentro. Entre ellos se interponía un torrente. (I Macabeos 16, 5)

  • Y sucedió que por espacio de unos cuarenta días aparecieron en toda la ciudad, corriendo por los aires, jinetes vestidos de oro, tropas armadas divididas en escuadrones, espadas desenvainadas, (II Macabeos 5, 2)

  • Les recordó la batalla librada en Babilonia contra los gálatas, cuando ocho mil judíos entraron en acción junto con cuatro mil macedonios. En esa oportunidad, los macedonios se encontraban sin salida y los ocho mil judíos, gracias al auxilio recibido del Cielo, derrotaron a ciento veinte mil enemigos y se apoderaron de un gran botín. (II Macabeos 8, 20)

  • Con estas palabras, los enardeció para la lucha, y los animó a morir por las leyes y por la patria. Luego dividió el ejército en cuatro cuerpos, (II Macabeos 8, 21)

  • Así perecieron veinte mil quinientos soldados y seiscientos jinetes. (II Macabeos 10, 31)

  • Las tropas de Macabeo, enardecidas por la victoria, sitiaron la ciudadela durante cuatro días. (II Macabeos 10, 33)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina