Fundar 32 Resultados para: cuerdas

  • También derrotó a los moabitas y, haciéndolos echarse en tierra, los midió con una cuerda: a lo largo de dos cuerdas, los hizo matar; y a lo largo de una cuerda completa, les perdonó la vida. Los moabitas pasaron a ser vasallos de David, sometidos a tributo. (II Samuel 8, 2)

  • Y si se retira a una ciudad, todo Israel hará que lleven cuerdas a esa ciudad, y la arrastraremos hasta el torrente, a tal punto que allí no se encontrará más ni una piedrita". (II Samuel 17, 13)

  • Pero sus servidores le dijeron: "Mira, hemos oído decir que los reyes de la casa de Israel son misericordiosos. Pongámonos un sayal y atémonos cuerdas a la cabeza, y rindámonos al rey de Israel. Tal vez así te perdone la vida". (I Reyes 20, 31)

  • Ellos se ciñeron un sayal y se ataron cuerdas a la cabeza; luego se presentaron al rey de Israel y le dijeron: "Tu servidor Ben Hadad ha dicho: Perdóname la vida". Él respondió: "¿Vive todavía? ¡Es mi hermano!". (I Reyes 20, 32)

  • Pero ahora, tráiganme un músico". Y mientras el músico pulsaba las cuerdas, la mano del Señor se posó sobre Eliseo, (II Reyes 3, 15)

  • ¿Anudas tú los lazos de las Pléyades o desatas las cuerdas del Orión? (Job 38, 31)

  • Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas; (Salmos 33, 2)

  • con el arpa de diez cuerdas y la lira, con música de cítara. (Salmos 92, 4)

  • Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas, (Salmos 144, 9)

  • Así, los elementos intercambiaban entre sí sus propiedades, como en un instrumento de cuerdas los sonidos cambian de ritmo, permaneciendo siempre la misma tonalidad. Esto es lo que se infiere claramente al examinar lo sucedido: (Sabiduría 19, 18)

  • ¡Ay de los que arrastran la culpa con las cuerdas de la falsedad, y tiran del pecado como con las riendas de un carro! (Isaías 5, 18)

  • Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas, que tus ojos vean a Jerusalén, morada tranquila, carpa que no será desplazada, cuyas estacas no serán arrancadas y cuyas cuerdas no se romperán. (Isaías 33, 20)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina