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  • Allí vio un pozo en medio del campo, junto al cual estaban tendidos tres rebaños de ovejas, porque en ese pozo daban de beber al ganado. La piedra que cubría la boca del pozo era muy grande. (Génesis 29, 2)

  • Los capataces, por su parte, los apremiaban diciendo: "Terminen el trabajo que se les fijó para cada día, como lo hacían cuando les daban la paja". (Exodo 5, 13)

  • Pero como los sacerdotes eran pocos y no daban abasto para degollar todas las víctimas de los holocaustos, sus hermanos levitas les ayudaron hasta que el trabajo quedó concluido y los sacerdotes se purificaron, porque los levitas se habían mostrado más dispuestos a purificarse que los sacerdotes. (II Crónicas 29, 34)

  • Además, cuando daban su parte a los grupos de familias de la gente del pueblo, separaban lo que se debía ofrecer al Señor en holocausto, como está escrito en el libro de Moisés. E hicieron lo mismo con los bueyes. (II Crónicas 35, 12)

  • Y cuando una joven se presentaba ante el rey, le daban todo lo que quería llevar consigo del harén al palacio real. (Ester 2, 13)

  • les daban gracias porque no se vengaban de los daños recibidos, y les pedían perdón por su actitud hostil. (Sabiduría 18, 2)

  • Todos por igual tenían innumerables cadáveres, abatidos por el mismo género de muerte. Los sobrevivientes no daban abasto para sepultarlos, porque en un instante había sido destruido lo mejor de su estirpe. (Sabiduría 18, 12)

  • Ellos no harán brillar el oro con que se los recubre para embellecerlos, si nadie le quita el orín, porque ni aun cuando los fundían se daban cuenta de nada. (Baruc 6, 23)

  • Los hombres de Rodas traficaban contigo; numerosas islas participaban de tu comercio: te daban como pago colmillos de marfil y madera de ébano. (Ezequiel 27, 15)

  • El edificio lateral tenía unas puertas que daban al espacio libre: una puerta en dirección al norte, y otra en dirección al sur. El ancho del espacio libre era de dos metros y medio, todo alrededor. (Ezequiel 41, 11)

  • Delante de las habitaciones había un corredor de cinco metros de ancho hacia el interior y de cincuenta metros de largo. Sus puertas daban hacia el norte. (Ezequiel 42, 4)

  • Porque el largo de las habitaciones que daban al atrio exterior era de veinticinco metros, mientras que las que daban al frente del Templo tenían cincuenta metros. (Ezequiel 42, 8)


“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina