Fundar 340 Resultados para: desierto

  • Los hombres fueron a explorar el país, desde el desierto de Cin hasta Rejob, a la Entrada de Jamat. (Números 13, 21)

  • Entonces fueron a ver a Moisés, a Aarón y a toda la comunidad de los israelitas en Cades, en el desierto de Parán, y les presentaron su informe, al mismo tiempo que les mostraban los frutos del país. (Números 13, 26)

  • Los israelitas protestaban contra Moisés y Aarón, y toda la comunidad les decía: ¡Ojalá hubiéramos muerto en Egipto! ¡Ojalá muriéramos en este desierto! (Números 14, 2)

  • ‘El Señor era impotente para llevar a ese pueblo hasta la tierra que le había prometido con un juramento, y los mató en el desierto’. (Números 14, 16)

  • ninguno de los hombres que vieron mi gloria y los prodigios que realicé en Egipto y en el desierto, ninguno de los que ya me han puesto a prueba diez veces y no me han obedecido, (Números 14, 22)

  • Pero como los amalecitas y los cananeos ocupan el valle, den vuelta mañana y partan para el desierto por el camino del Mar Rojo". (Números 14, 25)

  • Por haber protestado contra mí, sus cadáveres quedarán tendidos en el desierto: los cadáveres de todos los registrados en el censo, de todos los que tienen más de veinte años. (Números 14, 29)

  • Pero los cadáveres de ustedes quedarán tendidos en este desierto. (Números 14, 32)

  • Mientras tanto, sus hijos andarán vagando por el desierto durante cuarenta años, sufriendo por las prostituciones de ustedes, hasta que el último cadáver quede tendido en el desierto. (Números 14, 33)

  • Así lo he dispuesto yo, el Señor. De esa manera trataré a toda esta comunidad perversa que se ha confabulado contra mí: hasta el último hombre morirá en este desierto’". (Números 14, 35)

  • Mientras los israelitas estaban en el desierto, se encontraron con un hombre que estaba juntando leña en sábado. (Números 15, 32)

  • ¿No te basta con habernos sacado de una tierra que mana leche y miel, para hacernos morir en el desierto, que todavía quieres dominarnos? (Números 16, 13)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina