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Cuando yo diga al malvado: "Vas a morir", si tú no hablas para advertir al malvado que abandone su mala conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre. (Ezequiel 33, 8)
Tú diles, en cambio: "Juro por mi vida -oráculo del Señor- que yo no deseo la muerte del malvado, sino que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértanse, conviértanse de su conducta perversa! ¿Por qué quieren morir, casa de Israel?". (Ezequiel 33, 11)
Se promulgó el decreto de hacer morir a los sabios, y también se buscó a Daniel y a sus compañeros para darles muerte. (Daniel 2, 13)
A causa de esto, Daniel se presentó a Arioc, a quien el rey había encargado ejecutar a los sabios de Babilonia, y le habló de esta manera: "No hagas morir a los sabios de Babilonia. Llévame ante la presencia del rey, y yo le expondré la interpretación". (Daniel 2, 24)
Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, también llegaron los ancianos con la intención criminal de hacer morir a Susana. (Daniel 13, 28)
tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí". (Daniel 13, 43)
cuando dictabas sentencias injustas, condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, a pesar de que el Señor ha dicho: "No harás morir al inocente y al justo". (Daniel 13, 53)
Si no, la desnudaré por completo y la dejaré como el día en que nació; haré de ella un desierto, la convertiré en tierra árida y la haré morir de sed. (Oseas 2, 5)
Por eso los hice pedazos por medio de los profetas, los hice morir con las palabras de mi boca, y mi juicio surgirá como la luz. (Oseas 6, 5)
Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir antes que seguir viviendo". (Jonás 4, 3)
Cuando salió el sol, Dios hizo soplar un sofocante viento del este. El sol golpeó la cabeza de Jonás, y este se sintió desvanecer. Entonces se deseó la muerte, diciendo: "Prefiero morir antes que seguir viviendo". (Jonás 4, 8)
Yo dije: "¡No las apacentaré más! ¡La que quiera morir, que muera! ¡La que quiera desaparecer, que desaparezca! ¡Y las que queden, que se devoren entre sí!". (Zacarías 11, 9)