Fundar 899 Resultados para: muerte al pecado

  • exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte". (Génesis 2, 17)

  • Pero respecto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: 'No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario quedarán sujetos a la muerte'". (Génesis 3, 3)

  • Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo". (Génesis 4, 7)

  • Luego el Señor añadió: "El clamor contra Sodoma y Gomorra es tan grande, y su pecado tan grave, (Génesis 18, 20)

  • Tú has sido bondadoso con tu servidor y me has demostrado tu gran misericordia, salvándome la vida. Pero yo no podré huir a las montañas, sin que antes caigan sobre mí la destrucción y la muerte. (Génesis 19, 19)

  • Entonces Abimélec llamó a Abraham y le dijo: "¿Qué nos has hecho? ¿En qué te he ofendido, para que nos expusieras, a mí y a mi reino, a cometer un pecado tan grave? Tú has hecho conmigo lo que no se debe". (Génesis 20, 9)

  • y murió en Quiriat Arbá -actualmente Hebrón- en la tierra de Canaán. Abraham estuvo de duelo por Sara y lloró su muerte. (Génesis 23, 2)

  • y este hizo entrar a Rebeca en su carpa. Isaac se casó con ella y la amó. Así encontró un consuelo después de la muerte de su madre. (Génesis 24, 67)

  • Después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a su hijo Isaac, y este se estableció cerca del pozo de Lajai Roí. (Génesis 25, 11)

  • Y Abimélec dio esta orden a todo el pueblo: "El que toque a este hombre o a su mujer será condenado a muerte". (Génesis 26, 11)

  • En seguida abrió de nuevo los pozos que habían sido cavados en tiempos de su padre, y que los filisteos habían tapado después de la muerte de Abraham, y los llamó con los mismos nombres que les había dado su padre. (Génesis 26, 18)

  • Ellos lo divisaron desde lejos, y antes que se acercara, ya se habían confabulado para darle muerte. (Génesis 37, 18)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina