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Así habla el Señor contra los profetas que extravían a mi pueblo: Cuando sus dientes tienen algo que morder, ellos gritan: "¡Paz!". Pero al que no les llena la boca, le declaran la guerra santa. (Miqueas 3, 5)
Él será juez entre pueblos numerosos y árbitro de naciones poderosas, hasta las más lejanas. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. (Miqueas 4, 3)
De las tullidas, haré un resto, y de las alejadas, una nación poderosa. Y el Señor reinará sobre ellas en la montaña de Sión, desde ahora y para siempre. (Miqueas 4, 7)
Por eso, juro por mi vida -oráculo del Señor de los ejércitos, Dios de Israel- Moab quedará como Sodoma y los amonitas como Gomorra: un campo de cardos, una mina de sal, una tierra desolada para siempre. El resto de mi pueblo los saqueará, lo que quede de mi nación los heredará. (Sofonías 2, 9)
Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña. (Sofonías 3, 11)
Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: "¡Así es este pueblo! ¡Así es esta nación delante de mí! -oráculo del Señor-. ¡Así es toda la obra de sus manos! ¡Y lo que ellos ofrecen aquí es impuro!". (Ageo 2, 14)
El Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la Tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. (Zacarías 2, 16)
¡Que callen todos los hombres delante del Señor, porque él surge de su santa Morada! (Zacarías 2, 17)
Así habla el Señor: Yo he vuelto a Sión, y habitaré en medio de Jerusalén. Jerusalén será llamada "Ciudad de la Fidelidad", y la montaña del Señor de los ejércitos, "Montaña Santa". (Zacarías 8, 3)
Sobre ustedes pesa una maldición, porque ustedes, la nación entera, me defraudan. (Malaquías 3, 9)
Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, (Mateo 4, 5)
En efecto, se levantará nación contra nación y reino contra reino. En muchas partes habrá hambre y terremotos. (Mateo 24, 7)