Fundar 417 Resultados para: ovejas y vacas de Abraham

  • Como tampoco todos los descendientes de Abraham son hijos suyos, sino que como dice la Escritura: De Isaac nacerá tu descendencia. (Romanos 9, 7)

  • Entonces me pregunto: ¿Dios habrá rechazado a su Pueblo? ¡Nada de eso! Yo mismo soy israelita, descendiente de Abraham y miembro de la tribu de Benjamín. (Romanos 11, 1)

  • ¿Qué soldado hace una campaña a sus propias expensas? ¿O quién planta una viña y no come de sus frutos? ¿O quién apacienta un rebaño y no se alimenta con la leche de las ovejas? (I Corintios 9, 7)

  • ¿Ellos son hebreos? Yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. (II Corintios 11, 22)

  • Es el caso de Abraham, que creyó en Dios, y esto le fue tenido en cuenta para su justificación. (Gálatas 3, 6)

  • Reconozcan, entonces, que los verdaderos hijos de Abraham son los que tienen fe. (Gálatas 3, 7)

  • La Escritura, previendo que Dios justificaría a los paganos por la fe, anticipó esta buena noticia a Abraham, prometiéndole: En ti serán bendecidas todas las naciones. (Gálatas 3, 8)

  • De esa manera, los que creen son los que participan de la bendición de Abraham, el creyente. (Gálatas 3, 9)

  • Y esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús, y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido. (Gálatas 3, 14)

  • Las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como si se tratara de muchos, sino en singular: y a tu descendencia, es decir, a Cristo. (Gálatas 3, 16)

  • Porque si la herencia se recibe en virtud de la Ley, ya no es en virtud de la promesa. Y en realidad, Dios concedió su gracia a Abraham mediante una promesa. (Gálatas 3, 18)

  • Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Ella fue añadida para multiplicar las transgresiones, hasta que llegara el descendiente de Abraham, a quien estaba destinada la promesa; y fue promulgada por ángeles, a través de un mediador. (Gálatas 3, 19)


“Que Nossa Mãe do Céu tenha piedade de nós e com um olhar maternal levante-nos, purifique-nos e eleve-nos a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina