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Nosotros aceptamos de buen grado servir a tu padre, cumplir sus ordenes y obedecer sus decretos. (I Macabeos 6, 23)
Él replicó: "También yo soy soberano en la tierra y ordeno empuñar las armas para servir al rey". Sin embargo, no llegó a realizar su funesto designio. (II Macabeos 15, 5)
Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. (Eclesiástico 2, 1)
No menosprecies la conversación de los sabios: vuelve sobre sus máximas una y otra vez, porque de ellos recibirás la instrucción y el arte de servir a los grandes. (Eclesiástico 8, 8)
con piedras preciosas, grabadas en forma de sellos y engarzadas en oro -obra de un joyero- para servir de memorial, por la inscripción grabada, según el número de las tribus de Israel; (Eclesiástico 45, 11)
y una choza, para dar sombra contra el calor durante el día, y servir de abrigo y refugio contra la tempestad y la lluvia. (Isaías 4, 6)
Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les hizo este juramento, a ellos y a sus hombres: "No tengan miedo de servir a los caldeos; permanezcan en el país, sirvan al rey de Babilonia, y les irá bien. (Jeremías 40, 9)
Y nosotros no hemos escuchado tu voz, que nos mandaba servir al rey de Babilonia; por eso, tú has cumplido la amenaza que habías pronunciado por medio de tus servidores, los profetas, a saber, que serían sacados de su sitio los huesos de nuestros reyes y los huesos de nuestros padres. (Baruc 2, 24)
En cuanto a ustedes, casa de Israel, así habla el Señor: Que cada uno vaya a servir a sus ídolos, pero juro que después ustedes me escucharán y ya no profanarán más mi santo Nombre con sus ofrendas y sus ídolos. (Ezequiel 20, 39)
a algunos jóvenes sin ningún defecto físico, de buena presencia, versados en toda clase de sabiduría, dotados de conocimiento, inteligentes y aptos para servir en el palacio del rey, a fin de que se los instruyera en la literatura y en la lengua de los caldeos. (Daniel 1, 4)
Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: "Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Ángel y ha salvado a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey, entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no fuera su Dios. (Daniel 3, 95)
y los sacerdotes de Bel le dijeron: "Nosotros vamos a salir de aquí y tú, rey, vas a servir la comida y a ofrecer el vino aromatizado; luego cierra la puerta y séllala con tu anillo. Cuando vengas mañana por la mañana, si no compruebas que Bel se lo ha comido todo, moriremos nosotros; si no, morirá Daniel, que ha mentido contra nosotros". (Daniel 14, 11)