Fundar 23 Resultados para: Escudero

  • Así murieron aquel día juntamente Saúl y sus tres hijos y su escudero. (I Samuel 31, 6)

  • Séleq el ammonita. Najray, de Beerot, escudero de Joab, hijo de Sarvia. (II Samuel 23, 37)

  • El escudero, sobre cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios y le dijo: «Aunque Yahveh abriera ventanas en el cielo ¿podría ocurrir tal cosa?» Respondió: «Con tus ojos lo verás, pero no lo comerás.» (II Reyes 7, 2)

  • El rey había puesto de vigilancia a la puerta al escudero en cuyo brazo se apoyaba; pero el pueblo le pisoteó en la puerta y murió, según la palabra del hombre de Dios, cuando el rey bajó donde él. (II Reyes 7, 17)

  • Respondió el escudero al hombre de Dios diciendo: «Aunque Yahveh abriera ventanas en el cielo, ¿podría ocurrir tal cosa?» Respondió: «Con tus ojos lo verás, pero no lo comerás.» (II Reyes 7, 19)

  • Jehú dijo a su escudero Bidcar: «Llévale y arrójale en el campo de Nabot de Yizreel, pues recuerda que, cuando yo y tú marchábamos en carro detrás de Ajab, su padre, Yahveh lanzó contra él esta sentencia: (II Reyes 9, 25)

  • Su escudero Pecaj, hijo de Remalías, se conjuró contra él y le hirió en Samaría, en el torreón de la casa del rey... Había con él cincuenta hombres de los hijos de Galaad. Hizo morir al rey y reinó en su lugar. (II Reyes 15, 25)

  • Dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella; no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa de mí.» Pero el escudero no quiso, pues estaba lleno de temor. Entonces tomó Saúl la espada y se arrojó sobre ella. (I Crónicas 10, 4)

  • Viendo el escudero que Saúl había muerto, se arrojó, también él, sobre su espada y murió con él. (I Crónicas 10, 5)

  • Sélecq, el ammonita; Najray, de Berot, escudero de Joab, hijo de Sarvia; (I Crónicas 11, 39)

  • y cuando vio aquel poderoso ejército, oró diciendo: «Bendito seas, Salvador de Israel, que quebraste el ímpetu del poderoso guerrero por mano de tu siervo David y entregaste el ejército de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y de su escudero. (I Macabeos 4, 30)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina