Fundar 1758 Resultados para:

  • Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.» (Génesis 3, 10)

  • Y dijo Lámek a sus mujeres: «Adá y Sillá, oíd mi voz; mujeres de Lámek, escuchad mi palabra: Yo maté a un hombre por una herida que me hizo y a un muchacho por un cardenal que recibí. (Génesis 4, 23)

  • Al oír Abram que su hermano había sido hecho cautivo, movilizó la tropa de gente nacida en su casa, en número de 318, y persiguió a aquéllos hasta Dan. (Génesis 14, 14)

  • Y díjole el Angel de Yahveh: Mira que has concebido, y darás a luz un hijo, al que llamarás Ismael, porque Yahveh ha oído tu aflicción. (Génesis 16, 11)

  • Dio Agar a Yahveh, que le había hablado, el nombre de «Tú eres El Roí», pues dijo: «¿Si será que he llegado a ver aquí las espaldas de aquel que me ve?» (Génesis 16, 13)

  • Por eso se llamó aquel pozo «Pozo de Lajay Roí». Está entre Cadés y Béred. (Génesis 16, 14)

  • Y dijo Sara: «Dios me ha dado de qué reír; todo el que lo oiga se reirá conmigo.» (Génesis 21, 6)

  • Oyó Dios la voz del chico, y el Angel de Dios llamó a Agar desde los cielos y le dijo: «¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico en donde está. (Génesis 21, 17)

  • Y dijo Abimélek: «No sé quién ha hecho eso. Ni tú me lo habías notificado, ni yo había oído nada hasta hoy.» (Génesis 21, 26)

  • Efrón estaba sentado entre los hijos de Het. Respondió, pues, Efrón el hitita a Abraham, a oídas de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad diciendo: (Génesis 23, 10)

  • y se dirigió a Efron, a oídas de los paisanos, diciendo: «A ver si nos entendemos. Te doy el precio de la finca acéptamelo y enterraré allí a mi muerta.» (Génesis 23, 13)

  • Abraham accedió y pesó a Efrón la plata que éste había pedido a oídas de los hijos de Het: cuatrocientos siclos de plata corriente de mercader. (Génesis 23, 16)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina