Fundar 278 Resultados para: Salomón

  • Murió en buena vejez, lleno de días, riqueza y gloria; y en su lugar reinó su hijo Salomón. (I Crónicas 29, 28)

  • Salomón, hijo de David, se afianzó en su reino; Yahveh, su Dios, estaba con él y le engrandeció sobremanera. (II Crónicas 1, 1)

  • Salomón habló a todo Israel, a los jefes de millar y de cien, a los jueces y a todos los jefes de todo Israel, cabezas de casas paternas. (II Crónicas 1, 2)

  • Después Salomón fue con toda la asamblea al alto de Gabaón, porque allí se hallaba la Tienda del Encuentro de Dios, que Moisés, siervo de Yahveh, había hecho en el desierto. (II Crónicas 1, 3)

  • El altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, estaba también allí delante de la Morada de Yahveh. Fueron, pues, Salomón y la asamblea para consultarle. (II Crónicas 1, 5)

  • Subió Salomón allí, al altar de bronce que estaba ante Yahveh, junto a la Tienda del Encuentro, y ofreció sobre él mil holocaustos. (II Crónicas 1, 6)

  • Aquella noche se apareció Dios a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras que te dé.» (II Crónicas 1, 7)

  • Salomón respondió a Dios: «Tú tuviste gran amor a mi padre David, y a mí me has hecho rey en su lugar. (II Crónicas 1, 8)

  • Respondió Dios a Salomón: «Ya que piensas esto en tu corazón, y no has pedido riquezas ni bienes ni gloria ni la muerte de tus enemigos; ni tampoco has pedido larga vida, sino que has pedido para ti sabiduría e inteligencia para saber juzgar a mi pueblo, del cual te he hecho rey, (II Crónicas 1, 11)

  • Salomón regresó a Jerusalén desde el alto de Gabaón, de delante de la Tienda del Encuentro, y reinó sobre Israel. (II Crónicas 1, 13)

  • Salomón reunió carros y caballos, tuvo 1.400 carros y 12.000 caballos que llevó a las ciudades de los carros y junto al rey en Jerusalén. (II Crónicas 1, 14)

  • Los caballos de Salomón procedían de Musur y de Cilicia; los mercaderes del rey los adquirían en Cilicia por su precio en dinero. (II Crónicas 1, 16)


“Que Nossa Senhora nos obtenha o amor à cruz, aos sofrimentos e às dores.” São Padre Pio de Pietrelcina