Fundar 278 Resultados para: Salomón

  • Decidió, pues, Salomón edificar una Casa al Nombre de Yahveh y una casa real para sí. (II Crónicas 1, 18)

  • Salomón señaló 70.000 hombres para transportar cargas, 80.000 canteros en el monte y 3.600 capataces para ellos. (II Crónicas 2, 1)

  • Salomón envió a decir a Juram, rey de Tiro: «Haz conmigo como hiciste con mi padre David, enviándole maderas de cedro para que se construyera una casa en que habitar. (II Crónicas 2, 2)

  • Juram, rey de Tiro, respondió en una carta que envió al rey Salomón: «Por el amor que tiene Yahveh a su pueblo te ha hecho rey sobre ellos.» (II Crónicas 2, 10)

  • Salomón hizo el censo de todos los forasteros residentes en Israel, tomando por modelo el censo que había hecho su padre David; y se halló que eran 153.600. (II Crónicas 2, 16)

  • Empezó, pues, Salomón a edificar la Casa de Yahveh en Jerusalén, en el monte Moria, donde Dios se había manifestado a su padre David, en el lugar donde David había hecho los preparativos, en la era de Ornán el jebuseo. (II Crónicas 3, 1)

  • Este es el plano sobre el que Salomón edificó la Casa de Dios: sesenta codos de longitud, en codos de medida antigua, y veinte codos de anchura. (II Crónicas 3, 3)

  • El Ulam que estaba delante del Hekal de la Casa tenía una longitud de veinte codos, correspondiente al ancho de la Casa, y una altura de 120. Salomón lo recubrió por dentro de oro puro. (II Crónicas 3, 4)

  • Juram hizo también los ceniceros, las paletas y los acetres. Así concluyó Juram la obra que le había encargado el rey Salomón en la Casa de Dios: (II Crónicas 4, 11)

  • los ceniceros, las paletas y los acetres. Todos estos utensilios los hizo Juram Abí para el rey Salomón, para la Casa de Yahveh, de bronce bruñido. (II Crónicas 4, 16)

  • Salomón fabricó todos estos utensilios en tan enorme cantidad que no se pudo calcular el peso del bronce. (II Crónicas 4, 18)

  • Salomón hizo todos los objetos destinados a la Casa de Dios: el altar de oro, las mesas para el pan de la Presencia, (II Crónicas 4, 19)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina