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  • Pero el pueblo no se volvió hacia el que le castigaba, no buscaron a Yahveh Sebaot. (Isaías 9, 12)

  • El copero mayor se volvió y encontró al rey de Asur atacando a Libná , pues había oído que había partido de Lakís, (Isaías 37, 8)

  • porque había recibido esta noticia acerca de Tirhacá, rey de Kus: «Ha salido a guerrear contra ti.» Senaquerib volvió a enviar mensajeros para decir a Ezequías: (Isaías 37, 9)

  • Ezequías volvió su rostro a la pared y oró a Yahveh. (Isaías 38, 2)

  • En vista de lo que había hecho, dije: «No vuelvas a mí.» Y no volvió. Vio esto su hermana Judá, la pérfida; (Jeremías 3, 7)

  • A pesar de todo, su hermana Judá, la pérfida, no se volvió a mí de todo corazón, sino engañosamente - oráculo de Yahveh. (Jeremías 3, 10)

  • El cacharro que estaba haciendo se estropeó como barro en manos del alfarero, y éste volvió a empezar, trasformándolo en otro cacharro diferente, como mejor le pareció al alfarero. (Jeremías 18, 4)

  • Y brotó y se hizo una vid desbordante, de pequeña talla, que volvió sus ramas hacia el águila, mientras sus raíces estaban bajo ella. Se hizo una vid, echó cepas y alargó sarmientos. (Ezequiel 17, 6)

  • Me volvió después hacia el pórtico exterior del santuario, que miraba a oriente. Estaba cerrado. (Ezequiel 44, 1)

  • «Al cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo, y la razón volvió a mí; entonces bendije al Altísimo, alabando y exaltando al que vive eternamente, cuyo imperio es un imperio eterno, y cuyo reino dura por todas las generaciones. (Daniel 4, 31)

  • «En aquel momento, la razón volvió a mí, y para gloria de mi realeza volvieron también a mí majestad y esplendor; mis consejeros y mis grandes me reclamaron, se me restableció en mi reino, y se me dio una grandeza todavía mayor. (Daniel 4, 33)

  • Después el rey volvió a su palacio y pasó la noche en ayuno; no dejó que le trajeran concubinas y el sueño huyó de él. (Daniel 6, 19)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina