Fundar 47 Resultados para: animal

  • El que hiera de muerte a un animal indemnizará por él: vida por vida. (Levítico 24, 18)

  • El que mate un animal, indemnizará por él; mas el que mate a un hombre, morirá. (Levítico 24, 21)

  • Si se trata de un animal que se puede ofrecer a Yahveh como ofrenda, todo lo que se entregue así a Yahveh será cosa sagrada. (Levítico 27, 9)

  • No se cambiará ni se sustituirá bueno por malo, ni malo por bueno; y si se sustituye un animal por otro, tanto el permutado como su sustituto serán cosa sagrada. (Levítico 27, 10)

  • Mas si se trata de un animal impuro, de los que no se pueden ofrecer como ofrenda a Yahveh, se presentará el animal al sacerdote, (Levítico 27, 11)

  • Si se trata de un animal impuro, y lo quiere rescatar según la tasación, añadirá la quinta parte al precio; pero si no es rescatado, será vendido, conforme a la tasación. (Levítico 27, 27)

  • Nada de lo que a uno pertenece - hombre, animal o campo de su propiedad - que haya sido consagrado a Yahveh con anatema podrá venderse ni rescatarse. Todo anatema es cosa sacratísima para Yahveh. (Levítico 27, 28)

  • No se escogerá entre animal bueno o malo, ni se le puede sustituir; y si se hace cambio, tanto el animal permutado como su sustituto serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. (Levítico 27, 33)

  • Todo primogénito que se presente a Yahveh de cualquier especie, hombre o animal, será para ti. Pero harás rescatar al primogénito del hombre y harás también rescatar al primogénito de animal impuro. (Números 18, 15)

  • Y todo animal de pezuña partida, hendida en dos mitades, y que rumia, lo podéis comer. (Deuteronomio 14, 6)

  • que estaban donde el animal estuviese y le acompañaban adonde fuese, sin apartarse de él. (I Macabeos 6, 36)

  • se deslizó debajo del elefante e hiriéndole por debajo, lo mató. Cayó a tierra el animal sobre él y allí murió Eleazar. (I Macabeos 6, 46)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina