Fundar 1075 Resultados para: descendencia de David

  • Y cuando les alcancen males y adversidades sin número, este cántico dará testimonio contra él, porque no caerá en olvido en la boca de su descendencia. Pues sé muy bien los planes que está tramando hoy, incluso antes de haberle introducido en la tierra que le tengo prometida bajo juramento.» (Deuteronomio 31, 21)

  • Y Yahveh le dijo: «Esta es la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob, diciendo: A tu descendencia se la daré. Te dejo verla con tus ojos, pero no pasarás a ella.» (Deuteronomio 34, 4)

  • Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río y le hice recorrer toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le di por hijo a Isaac. (Josué 24, 3)

  • Sea tu casa como la casa de Peres, el que Tamar dio a Judá, gracias a la descendencia que Yahveh te conceda por esta joven.» (Rut 4, 12)

  • Las vecinas le pusieron un nombre diciendo: «Le ha nacido un hijo a Noemí» y le llamaron Obed. Es el padre de Jesé, padre de David. (Rut 4, 17)

  • Obed engendró a Jesé y Jesé engendró a David. (Rut 4, 22)

  • Bendecía luego Elí a Elcaná y a su mujer diciendo: «Que Yahveh te conceda descendencia de esta mujer, a cambio del préstamo que ella ha cedido a Yahveh.» Y ellos se volvían a su lugar. (I Samuel 2, 20)

  • Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus hermanos. Y a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahveh. Samuel se levantó y se fue a Ramá. (I Samuel 16, 13)

  • Despachó Saúl mensajeros a Jesé que le dijeran: «Envíame a tu hijo David, el que está con el rebaño.» (I Samuel 16, 19)

  • Tomó Jesé cinco panes, un odre de vino y un cabrito y lo envió a Saúl con su hijo David. (I Samuel 16, 20)

  • Llegó David donde Saúl y se quedó a su servicio. Saúl le cobró mucho afecto y le hizo su sescudero. (I Samuel 16, 21)

  • Mandó Saúl a decir a Jesé: «Te ruego que tu hijo David se quede a mi servicio, porque ha hallado gracia a mis ojos.» (I Samuel 16, 22)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina