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Cuanto a las dos columnas, el Mar, los doce bueyes de bronce que estaban bajo el Mar y las basas que Salomón había hecho para la Casa de Yahveh, no se pudo calcular el peso de bronce de todos aquellos objetos. (Jeremías 52, 20)
La altura de una columna era de dieciocho codos, un hilo de doce codos medía su perímetro; su grosor era de cuatro dedos y hera hueca por dentro, (Jeremías 52, 21)
En el año treinta y seis de la deportación de Joaquín, rey de Judá, en el mes doce, el veinticinco del mes, Evil Merodak, rey de Babilonia, hizo gracia en el año en que comenzó a reinar, a Joaquín, rey de Judá, y lo sacó de la cárcel. (Jeremías 52, 31)
El año décimo, el día doce del décimo mes, la palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos: (Ezequiel 29, 1)
La longitud del Vestíbulo era de veinte codos y su anchura de doce codos. Se subía a él por diez gradas, y tenía columnas junto a las pilastras, una a cada lado. (Ezequiel 40, 49)
El fóculo medía doce codos de largo por doce codos de ancho: era cuadrado por sus cuatro lados. (Ezequiel 43, 16)
Así dice el Señor Yahveh: Esta es la frontera de la tierra que os repartiréis entre las doce tribus de Israel, dando a José dos partes. (Ezequiel 47, 13)
Doce meses después, paseándose por la terraza del palacio real de Babilonia, (Daniel 4, 26)
Tenían los babilonios un ídolo, llamado Bel, con el que se gastaban cada día doce artabas de flor de harina, cuarenta ovejas y seis medidas de vino. (Daniel 14, 3)
En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. (Mateo 9, 20)
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolencia. (Mateo 10, 1)
Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; (Mateo 10, 2)