Fundar 243 Resultados para: gracia divina

  • «Si tienes algún enemigo conspirador contra el Estado, mándalo allá y te volverá molido a azotes, si es que salva su vida, porque te aseguro que rodea a aquel Lugar una fuerza divina. (II Macabeos 3, 38)

  • los cobardes y desconfiados de la justicia divina, comenzaron a escaparse y alejarse del lugar; (II Macabeos 8, 13)

  • pondrá en tu cabeza una diadema de gracia, una espléndida corona será tu regalo». (Proverbios 4, 9)

  • El alma del malvado desea el mal, su vecino no halla gracia a sus ojos. (Proverbios 21, 10)

  • El que ama los corazones puros, el de gracia en los labios, es amigo del rey. (Proverbios 22, 11)

  • El hombre que reprende halla al cabo más gracia que el de lengua aduladora. (Proverbios 28, 23)

  • Sin. Engañosa es la gracia, vana la hermosura, la mujer que teme a Yahveh, ésa será alabada. (Proverbios 31, 30)

  • Los que en él confían entenderán la verdad y los que son fieles permanecerán junto a él en el amor, porque la gracia y la misericordia son para sus santos y su visita para sus elegidos. (Sabiduría 3, 9)

  • que la gracia y la misericordia son para sus elegidos y su visita para sus santos. (Sabiduría 4, 15)

  • pero, comprendiendo que no podría poseer la Sabiduría si Dios no me la daba, - y ya era un fruto de la prudencia saber de quién procedía esta gracia - recurrí al Señor y le pedí, y dije con todo mi corazón: (Sabiduría 8, 21)

  • Los santos hijos de los buenos ofrecieron sacrificios en secreto y establecieron unánimes esta ley divina: que los santos correrían en común las mismas aventuras y riesgos; y, previamente, cantaron ya los himnos de los Padres. (Sabiduría 18, 9)

  • Cuanto más grande seas, más debes humillarte, y ante el Señor hallarás gracia. (Eclesiástico 3, 18)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina