Fundar 548 Resultados para: gran tribulación

  • Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; (Romanos 5, 3)

  • ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, (Romanos 8, 35)

  • siento una gran tristeza y un dolor incesante en el corazón. (Romanos 9, 2)

  • Pues bien, si Dios, queriendo manifestar su cólera y dar a conocer su poder, soportó con gran paciencia objetos de cólera preparados para la perdición, (Romanos 9, 22)

  • con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; (Romanos 12, 12)

  • Mas, si te casas, no pecas. Y, si la joven se casa, no peca. Pero todos ellos trendrán su tribulación en la carne, que yo quisiera evitaros. (I Corintios 7, 28)

  • que nos consuela en toda tribulación nuestra para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios! (II Corintios 1, 4)

  • Pues no queremos que lo ignoréis, hermanos: la tribulación sufrida en Asia nos abrumó hasta el extremo, por encima de nuestras fuerzas, hasta tal punto que perdimos la esperanza de conservar la vida. (II Corintios 1, 8)

  • Efectivamente, os escribí en una gran aflicción y angustia de corazón, con muchas lágrimas, no para entristeceros, sino para que conocierais el amor desbordante que sobre todo a vosotros os tengo. (II Corintios 2, 4)

  • Llegué, pues, a Tróada para predicar el Evangelio de Cristo, y aun cuando se me había abierto una gran puerta en el Señor, (II Corintios 2, 12)

  • En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, (II Corintios 4, 17)

  • Con ellos os enviamos también al hermano nuestro, cuya solicitud tenemos ya comprobada muchas veces y de muchas maneras; solicitud aún mayor ahora por la gran confianza que tiene en vosotros. (II Corintios 8, 22)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina