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Pero ahora el Señor dice: En tres años -tres años como los de un jornalero- el esplendor de Moab, con toda su enorme multitud, será humillado; y los supervivientes serán pocos, débiles e impotentes. (Isaías 16, 14)
Escuchad la decisión que el Señor ha tomado contra Edón y sus proyectos contra los habitantes de Temán: Sí, serán arrastrados cual débiles ovejas, y las praderas temblarán de espanto. (Jeremías 49, 20)
Escuchad, pues, la decisión que ha tomado el Señor contra Babilonia y sus proyectos contra el país de los caldeos: Sí, serán arrastrados cual débiles ovejas, y ante ellos sus praderas temblarán de espanto. (Jeremías 50, 45)
No habéis fortalecido a las débiles ni habéis curado a las enfermas; no habéis vendado a las heridas, no habéis hecho volver a las descarriadas ni buscado a las perdidas, sino que las habéis conducido con crueldad y violencia. (Ezequiel 34, 4)
porque vosotros habéis empujado con el flanco y el lomo, con los cuernos habéis topado a las más débiles hasta echarlas fuera; (Ezequiel 34, 21)
Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que vivís en la montaña de Samaría; las que oprimís a los débiles, maltratáis a los pobres y decís a vuestros maridos: "Traed y bebamos". (Amós 4, 1)
Espada, despiértate contra mi pastor y contra el hombre de mi compañía, palabra del Señor omnipotente. Hiere al pastor y las ovejas se dispersarán, yo volveré mis manos aún contra los más débiles. (Zacarías 13, 7)
Pues Cristo, cuando aún éramos nosotros débiles, en el tiempo ya establecido, murió por los malvados. (Romanos 5, 6)
Nosotros, los fuertes, debemos sobrellevar las deficiencias de los débiles y no buscar lo que nos agrada a nosotros mismos. (Romanos 15, 1)
Nosotros tontos por Cristo, vosotros sabios en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros honrados, nosotros despreciados. (I Corintios 4, 10)
Pero procurad que vuestra libertad no sirva de escándalo a los débiles en la fe. (I Corintios 8, 9)
Con los débiles en la fe me hago débil para ganar a los débiles; me hago todo para todos, para salvarlos a todos. (I Corintios 9, 22)