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A un segundo toque vibrante, levantarán su campamento los acampados al sur. Estos toques vibrantes son para ponerse en marcha. (Números 10, 6)
y los israelitas partieron, en orden de marcha, del desierto del Sinaí, y la nube se detuvo en el desierto de Farán. (Números 10, 12)
Ésta fue la primera marcha bajo la orden del Señor dada por medio de Moisés. (Números 10, 13)
Desmontada la tienda, se pusieron en marcha los descendientes de Guersón y Merarí, que eran los encargados de transportarla. (Números 10, 17)
Éste era el orden por escuadras cuando los israelitas se ponían en marcha. (Números 10, 28)
Cuando el arca se ponía en marcha, Moisés decía: "¡Levántate, Señor, y sean dispersados tus enemigos; huyan ante ti los que te odian!". (Números 10, 35)
¡Dichoso tú, Israel! ¿Quién como tú, pueblo vencedor? Dios es el escudo que te protege, la espada en marcha que te conduce al triunfo. Te adularán tus enemigos para corromperte, pero tú aplastarás su orgullo". (Deuteronomio 33, 29)
y dieron al pueblo la siguiente orden: "Cuando veáis que los sacerdotes levitas se disponen a llevar el arca de la alianza del Señor, vuestro Dios, poneos en marcha y seguidla. (Josué 3, 3)
Cuando Josué terminó de hablar al pueblo, los siete sacerdotes que llevaban las siete trompetas de cuerno de carnero delante del Señor se pusieron en marcha y tocaron las trompetas. El arca de la alianza del Señor iba detrás de ellos. (Josué 6, 8)
Los siete sacerdotes que llevaban las trompetas de cuerno de carnero iban delante del arca del Señor tocando sus trompetas durante la marcha; delante de ellos iban los armados, y la retaguardia iba detrás del arca del Señor; marchaban al son de las trompetas. (Josué 6, 13)
Josué se puso en marcha, exterminó a los anaquitas de la montaña, de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel, y destruyó todas sus ciudades. (Josué 11, 21)
Envió mensajeros a todo Manasés, que también le siguió; también envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, que se pusieron en marcha para venir a su encuentro. (Jueces 6, 35)