Fundar 182 Resultados para: Muerto

  • Una larga enfermedad se burla del médico; hoy es el rey, y mañana está muerto. (Eclesiástico 10, 10)

  • Llora al muerto porque perdió la luz, y llora al necio porque perdió su inteligencia. Llora menos por un muerto, porque ya descansó. Pero la vida del necio es peor que la muerte. (Eclesiástico 22, 11)

  • El duelo por un muerto dura siete días, pero el del necio y el malvado todos los días de su vida. (Eclesiástico 22, 12)

  • Si muere su padre, como si no hubiese muerto, pues deja tras de sí un hijo que se le parece. (Eclesiástico 30, 4)

  • Al que se limpia del contacto de un muerto y de nuevo le toca, ¿de qué le sirve el haberse lavado? (Eclesiástico 34, 25)

  • Hijo, llora sobre el muerto y, como corresponde a quien sufre, entona lamentaciones, amortájale según le corresponde, y no te olvides de enterrarlo. (Eclesiástico 38, 16)

  • No olvides que no hay retorno; que al muerto no le aprovecha, y tú te haces daño. (Eclesiástico 38, 21)

  • Cuando el muerto ya descansa, descanse también su memoria; y consuélate de él después de su partida. (Eclesiástico 38, 23)

  • Tú que arrancaste un muerto de la muerte y del abismo por la palabra del altísimo. (Eclesiástico 48, 5)

  • Diles: Ésta es la nación que no ha escuchado la voz del Señor, su Dios, y que no ha aprendido la lección. ¡La verdad ha muerto, ha desaparecido de su boca! (Jeremías 7, 28)

  • Nadie partirá el pan con quien está de duelo para consolarlo por un muerto; nadie le ofrecerá la copa del consuelo por la muerte del padre o de la madre. (Jeremías 16, 7)

  • No lloréis al que está muerto, no hagáis duelo por él; llorad amargamente por el que parte, porque no volverá más, no verá más la tierra en que nació. (Jeremías 22, 10)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina