Fundar 238 Resultados para: Profeta

  • La ira del Señor se encendió contra Amasías y le envió un profeta a decirle: "¿Por qué has ido a buscar a los dioses del pueblo al que ellos no pudieron librar de tus manos?". (II Crónicas 25, 15)

  • Amasías le interrumpió: "¿Has sido nombrado acaso consejero del rey? Termina ya, si no quieres que te mate". El profeta se calló, pero antes dijo: "Ya veo que Dios ha decidido tu perdición, porque has hecho esto y no has escuchado mi consejo". (II Crónicas 25, 16)

  • El resto de la historia de Ozías, y todo lo que hizo, ha sido escrito por el profeta Isaías, hijo de Amós. (II Crónicas 26, 22)

  • Había allí un profeta del Señor, llamado Obed, que salió al encuentro del ejército que regresaba a Samaría, y les dijo: "El Señor, Dios de nuestros padres, en su ira contra los de Judá los ha entregado en vuestras manos; pero vosotros los habéis matado con furor tal, que ha subido hasta el cielo. (II Crónicas 28, 9)

  • Puso en el templo del Señor a los levitas con címbalos, arpas y cítaras, de acuerdo con la orden de David, de Gad, el vidente del rey, y del profeta Natán; la orden venía del Señor, a través de sus profetas. (II Crónicas 29, 25)

  • El rey Ezequías y el profeta Isaías, hijo de Amós, oraron y clamaron al cielo. (II Crónicas 32, 20)

  • El resto de la historia de Ezequías y sus obras de piedad están escritas en la visión del profeta Isaías, hijo de Amós, en el libro de los reyes de Judá y de Israel. (II Crónicas 32, 32)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, su Dios, y no quiso humillarse delante del profeta Jeremías, el cual hablaba en nombre del Señor. (II Crónicas 36, 12)

  • Me acordé de las palabras del profeta Amós, hablando de Betel: "Vuestras fiestas se cambiarán en luto, y vuestros cantos de gozo en lamentaciones". Y lloré. (Tobías 2, 6)

  • Cuando el profeta Natán vino a él después de su pecado con Betsabé (Salmos 51, 2)

  • No vemos ya nuestras banderas, ya no hay ningún profeta, y nadie sabe lo que esto durará. (Salmos 74, 9)

  • y amontonaron las piedras en el monte del templo, en lugar conveniente, hasta que viniera un profeta y dijera lo que había que hacer con ellas. (I Macabeos 4, 46)


“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina