Fundar 97 Resultados para: Quedaron

  • Ante tu amenaza, oh Dios de Jacob, carros y caballos quedaron inmóviles. (Salmos 76, 7)

  • Quedaron pocos hombres en el templo, pues había ya mucha hambre; los otros se fueron cada uno a su casa. (I Macabeos 6, 54)

  • cuando Alcimo tuvo un ataque y quedaron suspendidas las obras. Se le cerró la boca y quedó paralizada, de modo que no podía hablar ni dar órdenes en su casa. (I Macabeos 9, 55)

  • Sólo quedaron en Betsur los que habían renegado de la ley y de los preceptos, porque era lugar de refugio. (I Macabeos 10, 14)

  • Lo hicieron, y cuando llegó el momento en que comenzó a brillar el sol, que había estado velado por nubes hasta entonces, se encendió un fuego grande, tanto que todos quedaron estupefactos. (II Macabeos 1, 22)

  • Estaba ya con su escolta junto al tesoro del templo, cuando el Señor de los espíritus y rey de todo poder se manifestó con tan gran majestad que todos los que se habían atrevido a entrar en el templo, fulminados a la vista del poder de Dios, quedaron impotentes y atemorizados. (II Macabeos 3, 24)

  • Pero sucedió que Antíoco se cayó del carro, lanzado a toda velocidad, con tan funesta caída, que todos los miembros de su cuerpo quedaron magullados. (II Macabeos 9, 7)

  • Otros, en tanto, subieron igualmente a la muralla, prendieron fuego a las torres y a las puertas y encendieron hogueras en las que quedaron abrasados vivos los blasfemos; derribaron las puertas, entraron todos los demás y se apoderaron de la ciudad. (II Macabeos 10, 36)

  • El rey se entretuvo hablando con ellos, pero entre todos los otros no encontró ninguno que pudiese compararse con Daniel, Ananías, Misael y Azarías; por eso quedaron ellos al servicio del rey. (Daniel 1, 19)

  • Entonces se hizo pedazos todo: el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de la era en verano, y fueron arrebatados por el viento sin que quedara rastro alguno de ellos; en cambio, la piedra que había herido a la estatua se convirtió en un gran monte, que llenó la tierra entera. (Daniel 2, 35)

  • Entonces el rey Baltasar se llenó de miedo y su semblante mudó de color; también sus dignatarios quedaron desconcertados. (Daniel 5, 9)

  • Las gentes, al ver esto, quedaron sobrecogidas y glorificaron a Dios que dio tal poder a los hombres. (Mateo 9, 8)


“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina