Fundar 59 Resultados para: Querubines

  • Cuando se movían los querubines, se movían también a su lado las ruedas; y cuando los querubines alzaban sus alas para elevarse de la tierra, tampoco se apartaban las ruedas de su lado. (Ezequiel 10, 16)

  • Cuando ellos se paraban, se paraban también las ruedas; y cuando los querubines se elevaban, se elevaban con ellos las ruedas, pues el espíritu del ser viviente estaba con ellas. (Ezequiel 10, 17)

  • La gloria del Señor salió del umbral del templo y se posó sobre los querubines. (Ezequiel 10, 18)

  • Los querubines alzaron sus alas y se elevaron de la tierra ante mi vista, y las ruedas se elevaron también junto a ellos. Fueron a posarse a la entrada de la puerta oriental del templo del Señor, y la gloria del Dios de Israel estaba en alto por encima de ellos. (Ezequiel 10, 19)

  • Aquellos seres eran los mismos que yo había visto debajo del Dios de Israel, junto al río Quebar, y comprendí que eran querubines. (Ezequiel 10, 20)

  • Los querubines alzaron entonces sus alas y las ruedas se pusieron en movimiento al mismo tiempo que ellos, mientras la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos, en lo alto. (Ezequiel 11, 22)

  • había esculpidos querubines y palmeras. Entre querubín y querubín había una palmera; cada querubín tenía dos caras: (Ezequiel 41, 18)

  • Desde el suelo hasta la parte superior de la puerta había representados querubines y palmeras, así como por las paredes internas del santuario. (Ezequiel 41, 20)

  • En las puertas del santuario estaban esculpidos querubines y palmeras, como los de los muros; y sobre la fachada del vestíbulo, por el exterior, había un arquitrabe de madera. (Ezequiel 41, 25)

  • Bendito tú que sondeas los abismos y te sientas sobre querubines, alabado y ensalzado eternamente. (Daniel 3, 55)

  • y sobre el arca, los querubines de la gloria cubrían con su sombra el propiciatorio. No es éste el lugar para hablar de todo esto en detalle. (Hebreos 9, 5)


“Façamos o bem, enquanto temos tempo à nossa disposição. Assim, daremos glória ao nosso Pai celeste, santificaremos nós mesmos e daremos bom exemplo aos outros.” São Padre Pio de Pietrelcina