Fundar 113 Resultados para: angustia

  • ¡Ay!, la cuesta de Lujit la suben llorando; ¡ay!, por la bajada de Joronáyim se oyen gritos de angustia. (Jeremías 48, 5)

  • Damasco, amedrentado, se dispone a escapar, el terror lo invade; es presa de angustia y de dolores como mujer en parto. (Jeremías 49, 24)

  • El rey de Babilonia ha tenido noticia y han desfallecido sus brazos; le ha invadido la angustia, dolores como de mujer en parto. (Jeremías 50, 43)

  • ¡Mira, Señor, en qué angustia me encuentro! Mis entrañas se estremecen, mi corazón se consume en mi interior, pues he sido muy rebelde. Fuera la espada hacía estragos, y dentro la muerte. (Lamentaciones 1, 20)

  • Recordar mi miseria y mi angustia es hiel y veneno. (Lamentaciones 3, 19)

  • Y añadió: "Hijo de hombre, mira, voy a retirar a Jerusalén los víveres: comerán el pan a peso y con ansiedad, y beberán el agua a medida y con angustia, (Ezequiel 4, 16)

  • Llegará la angustia y buscarán paz, pero no la tendrán. (Ezequiel 7, 25)

  • "Hijo de hombre, come tu pan con temor y bebe tu agua con estremecimiento y angustia. (Ezequiel 12, 18)

  • Y dirás al pueblo del país: Esto dice el Señor Dios a los habitantes de Jerusalén y a la tierra de Israel: Comerán su pan con angustia y beberán su agua con estremecimiento, porque su tierra será devastada a causa de la violencia de todos sus habitantes. (Ezequiel 12, 19)

  • Sábelo, pues, y entiéndelo bien: Desde que se dio la orden de restaurar Jerusalén hasta que surja un príncipe ungido, habrá siete semanas. Durante sesenta y dos semanas, plaza y muros serán restaurados en medio de la angustia de los tiempos. (Daniel 9, 25)

  • En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran príncipe, que hace guardia sobre los hijos de tu pueblo. Será aquél un período de angustia como no lo hubo desde que existen las naciones hasta aquel día. Entonces serán salvados, de entre el pueblo, todos aquellos que se hallen inscritos en el libro. (Daniel 12, 1)

  • Sí, volveré a mi lugar hasta que se sientan culpables y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán. (Oseas 5, 15)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina