Fundar 20 Resultados para: antepasados

  • Murió en buena vejez, anciano, lleno de días, y fue a reunirse con sus antepasados. (Génesis 25, 8)

  • Me acordaré, en favor suyo, de la alianza que hice con sus antepasados, cuando los saqué de Egipto a los ojos de las naciones para ser su Dios: yo, el Señor". (Levítico 26, 45)

  • No desplazarás los límites de tu prójimo, puestos por tus antepasados para limitar tu herencia en la tierra que el Señor, tu Dios, está para darte. (Deuteronomio 19, 14)

  • Pero cuando Hadad se enteró de que David descansaba con sus antepasados y de que Joab, el general del ejército, había muerto, dijo al Faraón: "Déjame volver a mi tierra". (I Reyes 11, 21)

  • Pero Joás, rey de Judá, tomó todas las ofrendas que habían hecho al templo sus antepasados Josafat, Jorán y Ocozías, reyes de Judá, y las que él mismo había hecho, y todo el oro que había en el templo del Señor y en el palacio real, y se lo mandó todo a Jazael, rey de Siria, el cual se retiró de Jerusalén. (II Reyes 12, 19)

  • Le asestaron el golpe sus siervos Yozacar, hijo de Simat, y Yehozabad, hijo de Somer, y murió. Fue sepultado con sus antepasados en la ciudad de David. Le sucedió en el trono su hijo Amasías. (II Reyes 12, 22)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como habían hecho sus antepasados, y no se apartó de los pecados con que Jeroboán, hijo de Nabat, había hecho pecar a Israel. (II Reyes 15, 9)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, como lo habían hecho sus antepasados. (II Reyes 23, 32)

  • Hizo lo que es malo a los ojos del Señor, igual que sus antepasados. (II Reyes 23, 37)

  • No guardes contra nosotros culpas de antepasados, que venga rápida tu piedad sobre nosotros, pues estamos en las últimas. (Salmos 79, 8)

  • Por esto yo, privado de la dignidad de mis antepasados, es decir, del sumo sacerdocio, me presento ahora aquí, (II Macabeos 14, 7)

  • Hagamos el elogio de los hombres ilustres, de nuestros antepasados en la historia. (Eclesiástico 44, 1)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina