Fundar 54 Resultados para: copa de ira

  • Te empaparás de borrachera y de tristeza; copa de horror y desolación es la copa de tu hermana Samaría. (Ezequiel 23, 33)

  • A un cedro del Líbano de espléndido ramaje, espesa fronda y altura sublime; entre las nubes despuntaba su copa. (Ezequiel 31, 3)

  • Pues bien, esto dice el Señor Dios: Por haberse estirado en su altura levantando su copa hasta las nubes, y haberse engreído su corazón por su grandeza, (Ezequiel 31, 10)

  • para que ningún árbol plantado al borde del agua se engría por su altura ni levante su copa por entre las nubes, y para que no confíen en sí mismos y en su altura cuantos son regados por las aguas. Pues todos ellos están destinados a la muerte, a la morada subterránea, entre los hijos del hombre, entre los que bajan a la fosa. (Ezequiel 31, 14)

  • El árbol creció, se hizo robusto; su copa tocaba el cielo; se le veía desde todos los confines de la tierra. (Daniel 4, 8)

  • ¡Te has saciado de infamia, no de gloria! ¡Bebe tú también y muestra tu prepucio! A ti pasa la copa de la diestra del Señor, y después de la gloria viene la vergüenza. (Habacuc 2, 16)

  • Yo haré de Jerusalén una copa llena de licor embriagante para todos los pueblos de alrededor. También Judá estará en el asedio de Jerusalén. (Zacarías 12, 2)

  • Pero el Señor le dijo: "Vosotros los fariseos limpiáis por fuera la copa y el plato, pero vuestro interior está lleno de rapiña y de maldad. (Lucas 11, 39)

  • Tomó una copa, dio gracias y dijo: "Tomad y repartidla entre vosotros, (Lucas 22, 17)

  • El primero fue y vertió su copa sobre la tierra, y una úlcera cruel y maligna sobrevino a los hombres que tenían la marca de la bestia y adoraban su estatua. (Apocalipsis 16, 2)

  • El segundo vertió su copa sobre el mar, que se hizo como sangre de un muerto, y perecieron todos los seres vivientes del mar. (Apocalipsis 16, 3)

  • El tercero vertió su copa sobre los ríos y sobre las fuentes de las aguas, que se hicieron sangre. (Apocalipsis 16, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina