Fundar 141 Resultados para: enemigo

  • Ven a ver estas ruinas sempiternas; en tu santuario todo lo ha destruido el enemigo. (Salmos 74, 3)

  • ¿Hasta cuándo, oh Dios, seguirá blasfemando el enemigo?, ¿hasta cuándo seguirá ultrajando el opresor? (Salmos 74, 10)

  • Recuérdalo, Señor: el enemigo ha blasfemado contra ti, un pueblo de locos ha ultrajado tu nombre. (Salmos 74, 18)

  • no le podrá sorprender el enemigo, y el rebelde no podrá derribarlo; (Salmos 89, 23)

  • has acrecentado el poder de su enemigo, has llenado de alegría a sus adversarios; (Salmos 89, 43)

  • El Señor está conmigo, él es mi apoyo, yo veré derrotado a mi enemigo. (Salmos 118, 7)

  • Después ordenó en tres grupos el avance hacia el enemigo por la espalda, tocando las trompetas y rezando a gritos. (I Macabeos 5, 33)

  • El rey mandó a Nicanor, uno de sus más ilustres generales y enemigo declarado de Israel, con la misión de destruir al pueblo. (I Macabeos 7, 26)

  • "Prosperidad a los romanos y a la nación judía en el mar y en la tierra para siempre. Lejos esté de ellos la espada y el enemigo. (I Macabeos 8, 23)

  • No dará ni suministrará al enemigo trigo, ni armas, ni dinero o naves, según ha decidido Roma, y cumplirá estos compromisos sin compensación alguna. (I Macabeos 8, 26)

  • El ejército enemigo salió del campo y le hizo frente con la caballería dividida en dos alas; los hombres y los arqueros, todos valientes, avanzaban a la cabeza del ejército como fuerza de choque. Báquides iba en el ala derecha. (I Macabeos 9, 11)

  • Tenemos al enemigo delante y a nuestra espalda; aquí y allí están las aguas del Jordán, terreno pantanoso, bosque; no hay salida. (I Macabeos 9, 45)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina